El auge cofrade parece no tener fin

El pleno de procesiones de Zaragoza y la gran  expectación en las calles han marcado unos días que consolidan el éxito de una Semana Santa de Interés Internacional.

Nuestra Señora de la Esperanza, de la Hermandad del Resucitado, ayer en la plaza del Pilar.
Nuestra Señora de la Esperanza, de la Hermandad del Resucitado, ayer en la plaza del Pilar.
R. Labodía

Ayer por la mañana la plaza del Justicia se llenaba de maletas y fundas de hábitos, los de aquellos cofrades que se mudan a los complejos hoteleros del Casco durante estos días. De esta forma, están más cerca si cabe de Santa Isabel, para despertarse y acostarse entre palotazos, bombazos y redobles. Entre este ir y venir no faltaron los abrazos de despedida, ya fueran a los pies de la Samaritana o alrededor de una mesa con un contundente almuerzo en los bares de la zona.

Si en años anteriores lo exégetas bromeaban con que había asomado a las calles el ‘Misterio de la Consolidación’, como si de un nuevo paso se tratara, lo cierto es que este 2018 el seguimiento en las calles ha vuelto a crecer, con lo que el entusiasmo cofrade parece no conocer límites.

La gran fortuna es que todas, las 53 procesiones, han podido celebrarse. El tiempo este año solo arañó mínimamente la Semana Santa cuando la Dolorosa sacó su procesión de La Soledad hasta San Felipe, donde tras la predicación dejó la imagen que debía de haber regresado a San Cayetano debido a que una leve llovizna (y la prudencia) así lo aconsejaba.

Sin ser un año de grandes novedades, este 2018 sí se ha estrenado una nueva escenografía en la procesión del Encuentro, que todo indica volverá a repetirse en los años venideros. Se mejoró notablemente que los espectadores pudieran seguir el abrazo del Calvario y la Dolorosa, pues antaño los capirotes se ponían en primera fila y había que sortearlos para conseguir una buena instantánea. También se ha celebrado el brillante 75 aniversario de la cofradía del Silencio, que ha sido protagonista no solo en el entorno de San Pablo, sino por toda la ciudad gracias a la singularidad de sus heráldicas y, también, a las muchas actividades (exposiciones, conferencias, conciertos...) que se programaron en la Cuaresma.

En los recorridos es cierto que las obras han hurtado algunas bonitas estampas, pues muchas cofradías no pudieron este año pasar bajo el Arco del Deán y el Santo Entierro –cada edición un poquito más ágil y rápida– tampoco desfiló junto a las Murallas Romanas. El nuevo asfalto adoquinado de Espoz y Mina fue un alivio para costaleros y manolas, y –sin embargo– todo lo contrario ha de decirse de los muchos socavones en Manifestación y otras calles adyacentes.

La gran incógnita que queda pendiente es saber qué hará el gobierno municipal con la propuesta más votada de sus propios presupuestos participativos: la creación de un museo de la Semana Santa respaldada con más 918 apoyos. ¿Escuchará los comunes –aunque no les guste– lo que dicen los vecinos o harán decaer la propuesta en alguna oscura criba técnica? Tiempo habrá para ver qué deciden porque hasta el próximo Domingo de Ramos –comienza la cuenta atrás– faltan 376 días. Hasta el 14 de abril 2019 no saldrá la procesión de la Entrada, lo que supone que estaremos más de un año entero sin Semana Santa. Así son las cosas del calendario lunar...

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