La reliquia de Veracruz, el mayor tesoro caspolino

La Veracruz se guarda en la colegiata de Santa María del Pilar de Caspe, localidad donde está desde el año 1396.
La Veracruz se guarda en la colegiata de Santa María del Pilar de Caspe, localidad donde está desde el año 1396.
M.C.R.

La Veracruz es la más preciada de las reliquias que se veneran en la colegiata de Santa María del Pilar de Caspe, localidad en la que se encuentra desde 1396. Se trata de una pieza que guarda en su interior dos astillas de la Cruz en la que, y según la tradición, murió Jesús. Es uno de los fragmentos de mayor tamaño de la Cristiandad, solo por detrás en tamaño de los de Santo Toribio de Liébana y Notre Dame de París.

Este relicario se expuso por primera vez en septiembre de 2015 en los actos de la festividad de la Exaltación de la Santa Cruz. Además, se le añadió un segundo elemento de platería gótica realizado en oro en el siglo XIV. No obstante, en el siglo XVI este segundo relicario se introdujo en otro, también en forma de cruz, de plata dorada, que es el que vemos en la actualidad, posteriormente se le añadió un pie.

La Veracruz se venera en su propia capilla desde 2011 cuando se inauguró este lugar tras su remodelación que se inauguró con una solemne ceremonia.

Las idas y venidas de la cruz

La Veracruz fue donada a Caspe, entre otras reliquias, por el gran maestre de la Orden de San Juan de Jerusalén, Juan Fernández de Heredia. Este fue consejero de papas y políticos además de bibliófilo y erudito y a su muerte quiso ser enterrado en la Colegiata caspolina. Según dice la tradición, tres días antes de morir el papa Clemente VII donó su cruz pectoral con la reliquia de la Veracruz a Fernández de Heredia. Aunque su relicario se conservó primero en el castillo Sanjuanista de Caspe, el que actualmente conocemos como Castillo del Compromiso, pasando después al convento, lugar del que nada se conserva.

El viaje no terminó ahí. El tesoro también pasó por la iglesia parroquial para que se le rindiera culto público en una capilla, espacio que fue destruido en 1936. La Veracruz junto a otros objetos fueron depositados entonces en el salón de actos del Ayuntamiento. Amalio Pérez era en aquél momento el depositario de los fondos del Consistorio, quien reconoció la preciada reliquia y que en un descuido de los vigilantes la escondió en un armario entre los papeles que allí había. El armario no fue abierto hasta después de la Guerra Civil cuando de nuevo la Veracruz volvió a la iglesia parroquial, primero en la sacristía y después de la restauración a su capilla.

Sin embargo, por razones de seguridad se trasladó al domicilio del párroco y después al convento de las hermanas Capuchinas y desde 1987 a la caja fuerte de una entidad bancaria hasta el 2011, año en que volvió a su capilla. Allí se le venera y mañana, Viernes Santo, saldrá en la procesión del Santo Entierro y Cierre del Sepulcro, acompañada por la refundada cofradía del Santísimo Sacramento y Veracruz.

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