Piden que se retire el tejado de amianto de una guardería pública de Zaragoza

Es una demanda de la escuela municipal Pirineos. La construcción con uralita está prohibida desde 2001, pero el material sigue presente en muchos edificios.

Escuela infantil municipal Pirineos, en el Arrabal, con tejado de uralita.
Escuela infantil municipal Pirineos, en el Arrabal, con tejado de uralita.
P. F.

El uso de amianto (uralita, en su nombre comercial) en la construcción está prohibido en España desde 2001 por su riesgo para la salud, pero es un material que se ha usado durante décadas y sigue presente en muchos edificios públicos y privados. Entre ellos, la escuela infantil municipal Pirineos de Zaragoza (en la calle Valle de Gistaín, en el Arrabal). La asociación de padres y madres de esta guardería pública ha pedido su retirada a través de los presupuestos participativos.

"Pedimos la sustitución del tejado compuesto por un material peligroso y nocivo para la salud. Queremos convertir la escuela pública en un espacio libre de materiales que se han demostrado perjudiciales", recoge la petición de la asociación de padres y madres de esta escuela infantil, una de las 12 del Ayuntamiento de Zaragoza para niños de 0 a 3 años.

Esta escuela infantil es una de las primeras que construyó el Ayuntamiento, en 1981, cuando el uso de la uralita era legal y estaba muy extendido. De hecho no es el único centro público con este material. También tiene tejado de uralita la escuela infantil municipal La Piraña (en Las Fuentes). "Hay muchos equipamientos municipales con uralita en sus tejados, desde escuelas infantiles a La Romareda. Los técnicos aseguran que no es nocivo si no se manipula", afirman desde el Ayuntamiento.

El Ayuntamiento no tiene un plan global de retirada de uralita de los edificios municipales. Aunque matizan que si esta propuesta de las familias de la escuela infantil Pirineos sale adelante en los presupuestos participativos, se cambiará el tejado, atendiendo a la normativa nacional y europea sobre estos residuos. El Gobierno de España aprobó en 2006 un real decreto sobre cómo gestionar el mantenimiento y las demoliciones de los edificios con amianto para garantizar la protección de los trabajadores.

El colegio de Peñaflor

La preocupación por la presencia de amianto en un centro escolar la han vivido también en Peñaflor. El colegio de este barrio rural tenía dos barracones, construidos en 1968, con tejado de amianto. La dirección del colegio Florencio Jardiel, la asociación de padres y la alcaldía del barrio llevaban años denunciando las deficiencias del centro. El curso pasado se derribaron los barracones con uralita y recientemente ha comenzado la construcción de un nuevo edificio, que está previsto que se inaugure el próximo curso.

"Estamos contentos porque por fin se atiende la demanda de las familias del colegio de Peñaflor. Aunque nos decían que no había riesgo por tener el tejado de amianto, creemos que no es un material apropiado para estar en los colegios. Deberían ir quitándolo de todos los espacios escolares donde aún quede", afirma la alcaldesa de Peñaflor, Mamen López.

Riesgo cuando se manipula

La Unión Europea ha reconocido los riesgos para la salud de las fibras de asbesto, presentes en el amianto, que pueden resultar cancerígenas. Se ha demostrado la mayor incidencia de enfermedades respiratorias en trabajadores que han estado expuestos a la inhalación de estas fibras.

"El material en sí no es peligroso, el riesgo está cuando se rompe o manipula. El real decreto aprobado por el Gobierno en 2006 estableció medidas muy concretas y exigentes para los trabajadores que manipulan este material. Hay que hacer un plan de seguridad específico, así como un tratamiento especial de los residuos", explica Lucio de la Cruz, secretario técnico del Colegio Oficial de Aparejadores y Arquitectos Técnicos de Zaragoza.

Desde el Colegio de Aparejadores señalan que el fibrocemento (compuesto de cemento y polvo de amianto) era muy utilizado en la construcción hasta su prohibición. "Se usaba mucho en tuberías y en cubiertas de naves u otros edificios. Todavía está presente en muchas edificaciones. Retirarlo por completo requeriría una gran inversión", apunta Lucio de la Cruz.

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