"¿Cómo nos íbamos a quedar sin rancho?"

Tras la suspensión de las actividades en el parque del Tío Jorge, los peñistas se han reunido a cubierto en sus sedes, donde han dado buena cuenta de bocadillos, calimocho y torrijas de postre.

Bailes vespertinos a las puertas de la peña El Almuerzo.
"¿Cómo nos íbamos a quedar sin rancho?"
G. Mestre

"Hay que bebérsela hoy, no vaya a ser que para junio haya caducado», bromeaban –a costa de su pertrecho de cervezas– dos peñistas a las puertas del Tío Jorge. Al encontrar que se estaban desmontando las carpas y los escenarios, optaron por dirigirse a su sede como hicieron también un buen número de compañeros que celebraron la Cincomarzada a cubierto –salvo alguna improvisada terraza que se sacó a la calle– y en familia. Han sido una veintena de comidas populares las que han cambiado el ambiente campestre por el interior de un local y en las que se ha añorado "la jornada de convivencia con el resto de colectivos", pero no han faltado ni las patatas, ni el jamón, ni la paella, ni la longaniza...

"¿Cómo nos íbamos a quedar sin rancho?", decía Pedro Vera a las puertas de la peña El Almuerzo. Él ha sido uno de los cocineros de un suculento rancho con –atención– diez conejos, veinte kilos de costillas y otros diez de adobada. En su sede de Las Fuentes calculan que han repartido unas 180 raciones, que –claro– luego ha habido que quemar con unos cuantos bailes a ritmo de Raffaella Carrà y de Maluma. A pocos metros, en la peña de Los Marinos también corría el calimocho y los más osados hacían una suerte de karaoke comunitario con ‘hit’s propios de las charangas.

Conservar la esencia

No han faltado los petos, los cachirulos y las opiniones acerca de la suspensión de la Cincomarzada. Mientras unos se preguntaban para qué existe un recinto ferial en Valdespartera, otros parecían poco partidarios de mover la fiesta de fecha o juntarla con otra celebración porque «esta es una cita reivindicativa y, si no se hace en su día, pierde su esencia».

"A las siete de la mañana el parque estaba hecho un lodazal y, aunque luego ha hecho buena mañana, hubiera sido imposible celebrar allí la Cincomarzada", comentaban unos jóvenes de Los Chachos –trompeta en mano– camino de la sede de Interpeñas. Allí, en Florentino Ballesteros, se había preparado una fiesta con el DJ Alberto Fernández, que ha empezado a pinchar a eso de las siete y que –cual flautista de Hamelín– ha hecho que poco a poco se fuera llenando la sala. "La entrada es gratuita y, aunque mañana es jornada laboral, seguro que más de uno se queda bailando hasta las dos de la mañana", decía Braulio Cantera, presidente de Interpeñas.

Donde sí ha habido actividades al aire libre ha sido en el parque del barrio Oliver, que ha convertido en costumbre reunir a los vecinos el 5 de marzo. «La nuestra no es una Cincomarzada masiva, de modo que –aunque había algún charco– sí hemos podido hacer cosas», decía Elena Enciso, de la coordinadora del parque. Lo único que se ha evitado ha sido el toque de tambores (para que la humedad no dañara los instrumentos), pero sí se han celebrado «juegos infantiles, una obrita de teatro con la asociación Kandil y una carrera popular con un centenar de participantes».

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