¿Y si le hacemos un cabezudo a Bunbury?

Entre las propuestas de los zaragozanos para los presupuestos participativos hay ideas con mucho ingenio... y aún más miga.

Los restos arqueológicos junto al Torreón de la Zuda son desconocidos para muchos zaragozanos.
Los restos arqueológicos junto al Torreón de la Zuda son desconocidos para muchos zaragozanos.
José Miguel Marco

En apenas un par de semanas, la segunda edición de los presupuestos participativos ha recibido 1.658 propuestas. De entre todas, 326 son para los llamados ‘proyectos de ciudad’ y, al margen de las habituales y consabidas demandas –arreglos de aceras, repoblar alcorques, hacer más podas...– hay ideas de lo más original. Aunque es probable que muchas de las más rompedoras queden varadas en alguno de los filtros municipales, bien merecen su toma en consideración aunque sea en estas líneas.

Los tan traídos y llevados carriles bici protagonizan su buena veintena de propuestas para bien y para mal. Mientras que los amantes de las dos ruedas piden que se amplíe la red ciclista por los sitios más recónditos (el camino del Cascajo o hasta Torre Village) también hay detractores cuya propuesta es: "Eliminar el carril bici recién creado en el paseo de Sagasta". La sugerencia tiene pocos visos de ir a prosperar pero en su argumentario se dice que el carril ha sido una imposición y que causa muchos más problemas a los vecinos y conductores que beneficios a los ciclistas que apenas lo usan.

Entre las propuestas más clásicas también figuran todas aquellas que apuestan por recuperar espacios públicos que –lamentablemente– han ido cayendo en el olvido cuando no en la desidia. Varios ciudadanos reivindican el céntrico pasaje Palafox y también se propone "la compra y reforma para rocódromo del antiguo Garaje Aragón", la histórica nave del paseo de la Mina. ¿Más rincones que precisan de una regeneración? Hay quien pide también que se estudien "las posibilidades de los suelos de la antigua estación del Portillo" y otros vecinos recuerdan que a pocos metros yace otra infraestructura olvidada como es el túnel de la A-68, cuya construcción terminó en 2007 pero nunca ha llegado a abrir.

Este año en el que se celebrará el décimo aniversario de la Expo, a los zaragozanos les da por mirar más al río y por reivindicar el legado de Fluvi. Así, hay propuestas para reparar el mosaico Ciudades de Agua y para recuperar el Canal de Aguas Bravas, del que –aseguran– "la única forma para asegurar su funcionamiento es que pase a gestión municipal directa".

Por descontado, estos proyectos costarían un auténtico dineral al erario –para poner en marcha el mentado túnel se calculan unos 17 millones– y los presupuestos participativos tienen una cuantía generosa pero limitada: diez millones para los dos próximos años. También hay –cierto es– ideas –dígase– más económicas y peregrinas como instalar pegatinas en los buses que recuerden la necesidad de cerrar las ventanas cuando está encendido el aire acondicionado, crear un cementerio de animales domésticos o colocar ceniceros en las farolas para luchar contra la plaga de colillas en el suelo.

Mención aparte merece el puñado de nuevos museos que se proponen fundar porque los hay para todos los gustos: desde uno en el que se explique la gesta de los Sitios (en el Arrabal tienen preparado ya un altorrelieve en bronce para instalar en la arboleda de Macanaz), hasta otro de la Semana Santa (de Interés Turístico Internacional, recordemos) o un tercero ‘eco’, en una cueva que sirva para conocer el entorno del galacho de Juslibol.

Algunos ejemplos

Las ruinas junto al Torreón de la Zuda. Están medio escondidos, tapados en buena parte, y ni los propios zaragozanos saben bien de qué se trata. Los restos romanos junto al Torreón de La Zuda nunca han generado excesivo interés y hay propuestas ciudadanas que piden que se adecenten y se coloque algún tipo de señalización que informe de su vetusta historia. Queda también una zona por recuperar junto a la iglesia San Juan de los Panetes.

Homenaje en fibra de vidrio. El último fue el de la cigarrera Serafina y ahora la comparsa es impar. Un ciudadano propone hacer un cabezudo a Enrique Bunbury porque "es uno de nuestros más dignos embajadores" y "sería una bonita y desenfadada forma de homenajearlo". El mismo proponente firma otra sugerencia como es instalar "una escultura hiperrealista de Segundo de Chomón en la plaza de Santa Cruz" con la intención de difundir la figura de este pionero aragonés del cine.

La Torre Nueva, nueva. "La reconstrucción de la Torre Nueva sería un acto de justicia al patrimonio de Zaragoza", se lee en la singular propuesta para voler a poner en pie "la gran torre inclinada a la que los escritores románticos hacían mención en cada visita a Zaragoza". El monumento mudéjar fue derribado a finales del siglo XIX y, desde entonces, apenas un trampantojo y la escultura de un chaval mirando al cielo son la única huella de la añorada torre en la plaza de SanFelipe.

Cubrir los puentes. Sabido es que el cierzo y el sol a plomo en Zaragoza son insufribles.Así, una vecina propone "realizar una cubierta en la parte oeste del puente de Santiago que proteja de la intemperie, al estilo de la ya existente en el puente del Tercer Milenio". Aunque tiene pocos visos de pasar el filtro de los técnicos, esta singular sugerencia se suma a otra también sobre viaductos, que pide que vuelva a repintarse el puente de Hierro, antaño verde y ahora blanquiazul.

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