Comprar viviendas para alquilar, una opción que "empieza a interesar" a los inversores

La renta media de los arrendamientos ha subido en torno a un 20% en dos años.

Zaragoza aporta también las políticas que desde el consistorio consideran que pueden exportarse a otras ciudades.
Vista panorámica de Zaragoza.
Oliver Duch

La oferta de pisos de alquiler en Zaragoza lleva meses dando señales de que se está quedando pequeña. Escasa. La demanda crece, especialmente dentro del Casco Histórico y el centro de la ciudad y en barrios como San José, Universidad o el Actur, y la disposición de inmuebles que cumplan con las rentas y características que se reclaman es cada vez menor al no entrar nuevos activos en el mercado inmobiliario.

No hace falta ser economista ni un experto en el sector para comprender el problema que asoma: los inmuebles disponibles ya no están dentro de la horquilla de precios de estos últimos años. "Desde hace un par de años estamos viendo subidas anuales de en torno al 10%, es decir, un 20% acumulado en apenas dos cursos", indica Fernando Baena, presidente del Colegio de de los Agentes de la Propiedad Inmobiliaria (API) de Aragón. "Viviendas de tamaño medio, por las que se pedían alrededor de 500 euros al mes, empiezan a irse a los 600 euros e incluso más", añade.

En un momento distinto se encuentran las operaciones de compraventa, que avanzan a un ritmo menor. "A diferencia de los arrendamientos, los precios se van manteniendo por el momento en lo que a ventas se refiere", tal y como apunta el experto. Una coyuntura que alienta a nuevos actores en el mercado: "Vemos como la compra de viviendas para alquilar, que es lo que realmente se demanda, empieza a interesar a los inversores".

La mayor parte de este tipo de adquisiciones corresponden a pisos y muchas de ellas las llevan a cabo pequeños ahorradores que ven en el alquiler una forma segura de obtener una rentabilidad a largo plazo. Pero el fenómeno no se queda solo en ese punto. Fuentes del sector explican que a lo largo del último año se han concretado "varias operaciones" mediante las cuales edificios enteros han cambiado de manos. "Se trata de inmuebles de un tamaño no excesivo, con seis u ocho pisos pequeños, que requieren de una rehabilitación en profundidad", indican estas mismas fuentes.

Por su parte, Baena anima a los propietarios de pisos que en estos momentos estén sin habitar a que los saquen al mercado: "Hay una demanda real y lograrán alquilarlo con cierta celeridad". Además, y ante el miedo a que el inquilino no cumpla con lo pactado o no cuide el inmueble, indica que "en la actualidad existen diferentes fórmulas legales para proteger los intereses del propietario".

Ley de Arrendamientos Urbanos

A 300 kilómetros de distancia -y en una realidad paralela- se encuentran Madrid y Barcelona. Los precios en sus mercados del alquiler están experimentando unos incrementos espectaculares en los últimos meses, motivados, además de por la gran demanda y la pujanza de los alquileres turísticos, por el fin de los últimos contratos firmados antes de la reforma de la Ley de Arrendamientos Urbanos. Esta tuvo lugar en 2013, en uno de los peores momentos de la crisis.

Cinco años después, y de la mano de unos salarios de todo menos alcistas, los alquileres que ahora expiran están experimentando una importantísima subida de las rentas, con casos en los que se está pidiendo hasta 400 euros más que en el acuerdo anterior. "Se está viendo cómo familias que venían desembolsando 800 euros por un piso sin ningún tipo de lujo ahora tienen que afrontar del orden de 1.200 euros", lamenta Baena, quien matiza que "por suerte, este factor apenas está afectando a Aragón".

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