El silencio de la víctima obliga a archivar el apuñalamiento junto a Fernando el Católico

El herido dijo que lo atacaron junto a la esquina con Goya, pero la Policía averiguó que mintió para no delatar a su agresor.

La agresión se produjo en esta esquina entre las avenidas de Fernando el Católico y Goya.
La agresión se produjo en esta esquina entre las avenidas de Fernando el Católico y Goya.
Oliver Duch

Un año y un mes después del acuchillamiento de Julio Alberto C. D. en la esquina del paseo de Fernando el Católico con la avenida de Goya, el silencio y la falta de colaboración de la víctima han obligado al juez a dar carpetazo al caso sin poder identificar al agresor. El Grupo de Homicidios llegó a detener al herido, de 32 años, al descubrir que había mentido para entorpecer la investigación, puesto que declaró haber sido abordado en plena calle cuando en realidad los hechos se produjeron en una vivienda próxima. Pero ni siquiera el arresto hizo hablar a la víctima, que parece tener más miedo a las represalias de sus atacantes que a la propia Justicia.

Los hechos que desencadenaron esta investigación se produjeron sobre las siete de la tarde del 5 de enero de 2017 junto a una popular hamburguesería de Fernando el Católico, donde varios viandantes vieron desplomarse a Julio Alberto C.D. sobre la acera. Una de estas personas era médico y se dio cuenta enseguida de que el hombre presentaba heridas de arma blanca tanto en el cuello como en el tórax, por lo que procedió enseguida a taponarlas para detener una hemorragia que podría haber tenido un resultado fatal. La víctima tuvo que ser intervenida de urgencia en el hospital Miguel Servet, pero las cuchilladas no afectaron a ningún órgano vital y logró recuperarse.

El Grupo de Homicidios sospechó desde el principio de la versión del acuchillado, ya que a los investigadores les extrañaba muchísimo que hubiera sido atacado en un lugar tan céntrico, en plena víspera de Reyes y no hubiera ni una sola persona que hubiese visto al agresor. Y el tiempo les dio la razón, puesto que acabaron descubriendo que el apuñalamiento no se produjo en la esquina de Fernando el Católico con Goya, sino el número 63 de esta última avenida, edificio donde residía la víctima.

Por qué Julio Alberto C.R. abandonó su domicilio y deambuló malherido por la calle sin pedir auxilio es otro interrogante sin despejar. Puede que el joven encaminara sus pasos hacia la parada del tranvía –muy próxima al lugar donde acabó desplomándose–, para desplazarse a urgencias del Hospital Miguel Servet. Pero tampoco se descarta que lo que quisiera fuera dificultar la investigación.

Todo apunta a que el agresor acudió hasta el domicilio de Julio C. R. para saldar cuentas. Pero mientras el herido dejó entrever que detrás del ataque podría haber una venganza por infidelidad, la Policía sospecha que, en realidad, este asunto estaría relacionado con el tráfico de drogas.

Tras saber que el apuñalamiento se había producido en casa de la víctima, la Policía Científica estuvo haciendo una inspección ocular en busca de pruebas y vestigios que permitieran aclarar lo sucedido e identificar al autor de las cuchilladas. Los agentes recogieron restos de sangre y ADN que fueron enviados al laboratorio, pero el análisis de los mismos no arrojó resultados concluyentes ni permitió poner nombre al agresor.

La Policía también intervino el teléfono móvil de la víctima para investigar las llamadas y mensajes que se había cruzado con sus contactos antes del ataque, pero tampoco esta prueba sirvió para esclarecer la autoría.

La falta de colaboración de Julio Alberto C.R. ha impedido al juez poner luz en este turbio asunto, pero le ha costado a él una imputación por falso testimonio y desobediencia grave a la autoridad.

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