El matrimonio acusado de asesinar a su bebé y lesionar a otro afirma que nunca les hicieron daño

El marido admite que la niña se le cayó sobre las rodillas de forma accidental y la mujer que siempre cuidó lo mejor que supo a sus hijos.

Bouchra S. y Rachid B., durante el juicio que se celebra en la Audiencia de Zaragoza por el presunto asesinato de su bebé.
Bouchra S. y Rachid B., durante el juicio que se celebra en la Audiencia de Zaragoza por el presunto asesinato de su bebé.
José Miguel Marco

Rachid B. y Bouchra S. han negado este lunes ante un jurado popular haber golpeado o y causado la muerte de su hija de 29 días, en marzo de 2014, y haber zarandeado violentamente al niño que tuvieron un año después y a los que los médicos diagnosticaron varias fracturas cuando lo ingresaron en el hospital con dos meses y medio.

Rachid B., de 38 años, acusado de asesinato con alevosía, lesiones y un delito contra la integridad moral, ha admitido que la niña se le cayó cuando la tenía en brazos estando sentado en el sofá y que la paró aprisionándola con las rodillas, sin llegar a tocar el suelo. «La tenía en brazos y sentí un fuerte picor en un brazo, como un mosquito, accidentalmente la solté pero la sujeté con las rodillas», ha relatado.

Ha añadido que en ese momento su mujer estaba en la cocina y no se enteró de lo ocurrido, así como que la niña no lloró en un primer momento. Fue  instantes después cuando rompió en llanto y la mujer acudió al salón pensando que tenía hambre, pero descubrieron que respiraba con dificultad, gemía y les pareció que se había «desmayado». «Intentamos reavivarla con agua fría y mi mujer le hizo el boca a boca, pero al soplarle salió sangre por la nariz», ha relatado. En ese momento salieron corriendo con la niña hacia el centro de salud de Santa Isabel, que la derivó al hospital Miguel Servet donde falleció el 24 de abril de 2014 a causa de una hipoxia por parada cardiorrespiratoria. Rachid B. contó a los médicos que la niña se le había caído y su mujer se enteró entonces de lo ocurrido.

El caso se archivó sin poder determinar si la muerte se produjo por causas accidentales. Fue en julio de 2015, después de que el matrimonio se presentase en el mismo centro médico con su hijo de dos meses y medio, y en el Servet le diagnosticaran distintas fracturas intercostales y en las piernas, cuando la Policía decidió iniciar una investigación para averiguar lo sucedido al niño y reabrir el caso de la muerte de la pequeña.

La pareja fue detenida poco después y los servicios sociales le retiraron al pequeño y a su hija mayor, que entonces tenía casi tres años y ningún problema físico.

El fiscal alega que el padre golpeó a la pequeña tres veces en la cabeza con un objeto y que la zarandeó violentamente. También que «sacudieron» y «comprimieron» al niño con una «fuerza» y «violencia» desproporcionada para su edad y su peso. Las fracturas que le descubrieron en el Hospital Miguel Servet no suponían un riesgo vital para el pequeño pero sí para su crecimiento y desarrollo, según los médicos.

Sin embargo, la mujer ha declarado que ni ella ni su marido hicieron daño a sus hijos. Al contrario, ha expuesto que los quería, los deseaba y que los llevaba al médico cada vez que les pasaba algo.

«El niño nació muy flojo. Lloraba y vomitaba muchísimo. Nos decían que era normal pero yo lo veía amarillo, no engordaba y tenía la cabeza más grande que el cuerpo, Yo sabía que no estaba bien», ha asegurado. Bouchra S. ha relatado al jurado que era un hijo muy querido porque después de la muerte de la niña se embarazó enseguida, a pesar de que había tenido dos cesáreas anteriores y era muy peligroso. De hecho, el pequeño también nació por cesárea. «Arriesgué mi vida para tenerlos, ¿cómo voy a hacerles daño?», preguntó.

El matrimonio también ha contado que tenían la costumbre de fajar a los bebés como se hace habitualmente en Marruecos, pero que lo hacían con suavidad y de manera que no sufrieran daños. «Los envolvía con una sábana y los ataba con un cordón de algodón o del albornoz. Es una costumbre para evitar que se hagan daño y estén más tranquilos. A mi me lo hicieron de pequeña y me enseñó mi madre. Mi marido me pidió que dejara de hacerlo porque en España no es costumbre», ha añadido. Ha admitido, no obstante, que quizás lo arroparan «muy fuerte».

El fiscal pide para Rachid B. 28 años de prisión mientras que para su mujer solicita 8 años. La defensa, a cargo del letrado Eladio Mateo Ayala, pide la absolución porque entiende que sus clientes no cometieron ningún delito y, como mucho, actuaron de manera imprudente en los cuidados que les proporcionaron y que las lesiones del niño pudieron deberse a su débil estado de salud.

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