El albergue registra la menor cifra de usuarios en 20 años aunque las estancias son más largas

El Ayuntamiento y la Coordinadora de personas sin hogar preparan un plan de atención a los sintecho. Más de 120 personas duermen a diario en la calle y preocupa el incremento de menores de 30 años.

Voluntarios de Cruz Roja atienden a una persona sin hogar, en una imagen de archivo.
Voluntarios de Cruz Roja atienden a una persona sin hogar, en una imagen de archivo.
G. Mestre

Con la intención de reducir el número de personas que a diario duermen en la calle en Zaragoza, unas 126 según los últimos recuentos de Cruz Roja, el Ayuntamiento y numerosas entidades sociales (Cáritas, El Refugio, La Caridad...) dieron este miércoles el primer paso para diseñar un ambicioso plan de atención a las personas sin hogar. Luisa Broto, concejal responsable de Derechos Sociales, presentó este miércoles en un encuentro en el centro Joaquín Roncal un documento base, en el que se ofrecen cifras del fenómeno en Zaragoza, obtenidas a través de los censos de Cruz Roja y de las sucesivas memorias del albergue.

La población que precisa del refugio municipal "agudiza una tendencia decreciente", señala el informe. En 2017, con 1.989 personas, el albergue registró el menor número de usuarios en los últimos 20 años. No obstante, esto no significa que el ‘sinhogarismo’ –que así lo llama el Ayuntamiento– vaya a mejor, porque las estancias son mucho más largas y cada vez que se abre el pabellón de frío no se da abasto. Uno de cada tres usuarios del albergue es de nacionalidad española y el 14,59% están empadronados en Zaragoza. Además, hay que contar que muchas personas que duermen en la calle quedan excluidas de esta estadísticas porque no acceden al albergue ni tampoco a las 50 viviendas (con 130 plazas de adulto y 30 de menores) que ofrece la Coordinadora de centros para personas sin hogar, donde se incluye la parroquia del Carmen, el Refugio, Cáritas, la Obra Social de San Vicente de Paúl...

El albergue registra la menor cifra de usuarios en dos décadas pero con estancias más largas

Situaciones crónicas

Explican los expertos en exclusión residencial que "el perfil de las personas sin hogar se encuentra en constante cambio" y que actualmente hay dos colectivos muy distintos que acentúan su gravedad. Por un lado, las personas que llevan más de tres y cuatro años en la calle, y cuya situación se considera crónica. Por otro, un incremento de personas jóvenes con una edad comprendida entre los 18 y 30 años, que "presentan una situación poco visible puesto que no suelen ser usuarios de los albergues".

El estudio diagnóstico presentado por Broto también profundiza en el perfil tipo de quienes pernoctan a la intemperie en Zaragoza. Así, extrapolando datos, se comprueba que los sintecho tienen una edad media de 45 años y que apenas el 10% son mujeres. El 67% son extranjeros y la media de estancia en la calle supera los cuatro años. El motivo principal por el que el 68% de estas personas vive en la calle es la pérdida de trabajo, seguido por la falta de papeles (22%) o las rupturas afectivas (18%).

"Hay un cambio de paradigma. En los años 80 y 90 se trabajaba con población transeúnte, que estaba un tiempo en la ciudad y por motivos de trabajo basculaba de una región a otra. Ahora nos encontramos con una población que ha roto vínculos –el desempleo ha hecho estragos– y rehacer un proyecto vital para procurar una reinserción requiere un largo recorrido", explica la vicealcaldesa Broto.

El encuentro de este miércoles fue una primera toma de contacto con entidades sociales, técnicos municipales y voluntarios de cara a definir "un proceso participativo" para abordar un problema en el que se inserta también la infravivienda.

Persiste el chabolismo

Según fuentes municipales, el número de aquellos que se encuentran actualmente viviendo en chabolas asciende a 176 personas, 152 adultos y 67 menores, de los que –eso sí– todos están escolarizados. "Desde una perspectiva de género, predomina la población masculina (63%)", explican, al tiempo que informan de que la población de etnia gitana (sobre todo con origen en Europa del Este) es el colectivo más representado en la ocupación de infravivienda (73,86%). "La situación laboral de estas personas se relaciona con actividades marginales: con la práctica de la mendicidad o la recogida de cartones y chatarra. Del total, únicamente tres personas obtienen ingresos de empleo protegido temporal", apunta el estudio.

Entre las propuestas e ideas que este miércoles se debatieron para poner freno a la exclusión residencial, el Ayuntamiento apuesta por "un trabajo en red y coordinado", así como por "un mapeo continuo" que evite trabajar con recuentos puntuales. Insisten en que la última revisión del plan para personas sin hogar data de 1989 y el perfil y el tipo de intervenciones ha cambiado mucho en estos años. El botón de muestra es la experiencia piloto del programa Housing First, que aspira a reducir las situaciones de dependencia, o la venidera reforma del albergue, para la que el presupuesto apenas reserva 70.000 euros este año aunque prevé 2,5 millones los dos próximos. "Se procurará una atención más individualizada, unos usos más dignos y un alojamiento con más privacidad. No obstante, no se trata solo de cambiar el equipamiento, sino también la concepción y la atención que queremos dar para que se ajuste a la realidad del siglo XXI", concluye Broto.

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