Varias son las razones que explican el agotamiento de las viviendas de alquiler medio. La primera es que, pese a la consolidación de la recuperación económica y la financiación hipotecaria, muchos ciudadanos, sobre todo los que se están incorporando al mercado laboral, no pueden acceder a la compra debido a la precariedad de los nuevos empleos y a las exigencias de las entidades financieras a la hora de conceder un crédito. Además, este tipo de viviendas de 60-80 metros cuadrados, situadas en barrios bien comunicados y con servicios, son las primeras en agotarse. También influye que actualmente existen mecanismos legales, avales e incluso seguros de impago que ofrecen a los propietarios más seguridad. El hecho cierto es que este auge del alquiler, que desplaza la vieja idea de propiedad, se debe a un cambio de patrones culturales y económicos que no es coyuntural.

Los agentes de la propiedad inmobiliaria plantean soluciones como convertir algunos locales comerciales, muchos de ellos vacíos en la actualidad, en apartamentos para vivir. También debe contemplarse la puesta en marcha de iniciativas público-privadas para construir viviendas destinadas a un alquiler asequible, sobre todo para jóvenes. Sería conveniente fijar estrategias innovadoras y de coordinación de todas las administraciones con el sector de la construcción para ampliar el parque de este tipo de pisos.