Los vándalos responden con más contenedores quemados a las quejas de los vecinos del Arrabal

Tres días después del acto de protesta del barrio, la calle Blas y Ubide registra el segundo incendio en apenas un mes.

Un vecino observa uno de los coches dañados en la última quema de contenedores.
Un vecino observa uno de los coches dañados en la última quema de contenedores.
Guillermo Mestre

Solo tres días después de que los vecinos del Arrabal se concentraran en la plaza de San Gregorio para protestar por las sucesivas quemas de contenedores y exigir a la Policía y al Ayuntamiento medidas para impedir que se repitan estos actos vandálicos que ponen en peligro vidas y bienes, los pirómanos volvieron a actuar. Como ocurrió hace exactamente un mes, él o los vándalos prendieron un grupo de contenedores de reciclaje de la calle de Juan Blas y Ubide, junto al centro de salud. El fuego, además de destruir los depósitos de papel, plásticos y basura orgánica, causó daños en tres turismos que estaban aparcados junto a ellos.

Los bomberos de Zaragoza recibieron la llamada de aviso a las 2.44 y estuvieron trabajando en su extinción hasta las 3.20. Afortunadamente, en este último incendio el fuego no afectó a ningún inmueble, como sí ocurrió el pasado día 14, cuando los 16 vecinos del número 40 de la calle Mosén Domingo Agudo, perpendicular a Blas y Ubide, pasaron la noche en vela después de que el humo generado por la quema de los containers que hay junto a su edificio entrara en sus casas y dejara la fachada completamente negra. El calor dañó también el tendido eléctrico y el de telefonía, además de tres vehículos y la persiana de un local situado en los bajos.

El incendio registrado en la madrugada de ayer fue similar al que se produjo el pasado 22 de noviembre. Como entonces, comenzó sobre las 2.30 y ardió el mismo grupo de contenedores de reciclaje situado al lado del centro de salud del barrio, cuya fachada resultó entonces dañada.

La repetición de este tipo de fuegos en la zona hace pensar que se trata de la misma persona y es muy posible que sea vecina del barrio. Sobre todo si se tiene en cuenta que hace catorce meses, en octubre de 2016, se registró otro similar y con consecuencias muy graves. En aquella ocasión ardieron nueve contenedores de reciclaje y resultaron calcinados cuatro vehículos y dañados otros siete. La enorme fuerza que cogieron las llamas y la elevada temperatura afectaron también a la fachada de un edificio de viviendas –en el que varias persianas llegaron a derretirse– y a la del centro de salud del barrio.

El primero se inició a las 3.38 en la esquina de las calles de Mosén Domingo Agudo y Mariano Turmo. Cuando los bomberos trataban de extinguirlo, la centralita les avisó de un segundo localizado a escasos cien metros, junto al número 13 de la calle de Juan Blas y Ubide.

Cubero descarta soterrarlos

En febrero de 2011, la Policía detuvo a un joven de 19 años, vecino del Arrabal, tras pillarlo in fraganti cuando se disponía a quemar su quinto contenedor de esa noche. Fue sorprendido en la calle de Zalmedina –junto a Mosén Domingo Agudo– con cartones encendidos en la mano metiéndolos en un depósito de basura. Los agentes comprobaron que, además de este, se habían producido fuegos en otros tantos contenedores de las cercanas calles de Sixto Celorrio, Ricardo del Arco, García Arista y Mariano Turmo.

El concejal de Servicios Públicos, Alberto Cubero, recordó ayer que este tipo de incendios es un delito y evitarlo compete a la Policía Nacional. Admitió que está tratando de fijar una reunión con los vecinos del Arrabal, después de que en la protesta que hicieron el domingo reclamaran al Ayuntamiento que tomara medidas, como la posibilidad de instalar cámaras y contenedores ignífugos.

Cubero descartó esta última propuesta al tratarse de recipientes metálicos que generan muchas molestias por ruidos a los vecinos cuando se cargan y descargan. Soterrarlos es otra opción, pero la rechazó por su precio, ya que valen 26.000 euros frente a los 900 euros que cuesta cada uno de plástico. "Es un coste inasumible porque en la ciudad hay cerca de 8.000 contenedores y a ese precio supondría desembolsar 200 millones de euros, que es casi un cuarto del presupuesto municipal", dijo. Añadió que una solución sería cambiar la ubicación de los contenedores, de modo que afecten lo menos posible a los edificios y vehículos.

Por su parte, el portavoz del PP en el Ayuntamiento, Jorge Azcón, planteó que se instalen cámaras de videovigilancia y sensores de humo en las calles que avisen a bomberos y apostó por que se soterren y se sustituyan por otros ignífugos. Azcón valoró en 100.000 euros los 130 depósitos quemados en lo que va de año en Zaragoza (en 2016 ardieron 172). "Lo que no puede ser es que los contenedores se sigan quemando, la gente siga teniendo una intranquilidad absoluta y el Ayuntamiento no haga nada", dijo. El portavoz ha pedido que se cree una comisión para debatir con los grupos y los técnicos del Ayuntamiento una solución a este problema de vandalismo.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión