Alejandra Cortés, profesora de Universidad: "Soy educadora desde que me levanto hasta que me acuesto"

Lo primero felicidades, es una de las finalistas de los premios Educa Abanca en la categoría de mejor docente en la Universidad.

Gracias. Es un reconocimiento a toda la labor educativa y así se pone en boca de todos que la educación es un valor esencial. Ojalá estos galardones den la notoriedad que la disciplina requiere. El reconocimiento que estoy recibiendo ya es un premio, ahora he terminado la clase y los alumnos me han aplaudido.

Precisamente fueron ellos quienes la presentaron al certamen. Fue una sorpresa, ¿no?

Sí, yo me enteré a través de ellos de que había sido nominada. Después hubo un proceso en el que tuve que presentar una serie de méritos docentes, gestores, innovadores y de investigación y, al final, estoy entre los diez finalistas.

Usted dirige el máster de Educación Socioemocional. ¿Cómo de importantes son las emociones en ese campo?

La neurociencia está diciendo que las decisiones que tomamos al inicio son más emocionales en milésimas de segundos que racionales, yo creo que hay que conjugar las dos. Aprender a decidir es aprender a vivir, es una creencia que les digo mucho a mis alumnos. En el máster les enseñamos estrategias para gestionar bien sus emociones y trabajarlas con otros. Lo vinculamos también con psicología positiva, con ‘coach’ liderazgo…

¿Cómo son sus clases?

Los pupitres siempre están colocados en forma de U para fomentar una clase participativa y dinámica. A veces les pido que se sienten en el suelo, o en la mesa como yo hoy, o fuera del aula. La educación es movimiento. Otros días les digo que vengan en zapatillas de estar por casa porque quiero que estén a gusto en clase.

Y que las recuerden.

A veces alguien a quien he dado clase hace años me escribe un correo de que se acuerda de un momento puntual en mi aula. Me dice "es que nos hiciste sentir algo" y de eso se trata, te acuerdas más de lo que has sentido que de lo que has razonado.

¿Se valora lo suficiente la profesión de docente?

Cada vez más. Estoy orgullosa de pertenecer al mundo educativo y en concreto a la Universidad. Siento que estoy practicando la profesión más bonita del mundo porque formo a futuros maestros que van a tener un impacto esencial en la sociedad.

¿Cuándo supo que quería ser profesora?

Desde pequeña. Aunque tuve una duda entre actriz y docente (risas). Para mí fueron claves los docentes que tuve, me parecieron muy buenos en general, aunque también aprendí de los que no me lo parecieron. Puedo decir que soy educadora desde que me levanto hasta que me acuesto, ya que también lo soy de mis tres hijos. Si no fuera docente con ellos a mí me crearía una incoherencia, no me sentiría creíble.

¿Qué es la Universidad Inspiradora de la que tanto habla?

Una Universidad Inspiradora tiene tres focos: investigación, gestión y docencia. En esas tres funciones tenemos que hacer que el alumnado esté inspirado, cree y sienta su función docente. Ellos tienen que pensar que la educación es el motor de cambio de la sociedad.

¿Ve muy diferente la educación que recibió con la que intenta dar?

Tuve suerte porque estuve en un colegio que era bastante innovador y me acuerdo de que el maestro nos invitaba a conocer pájaros en los Pinares de Venecia.

Exámenes... ¿sí o no?

Yo los hago en grupo. Primero hacen un examen individual, que es un portafolio de aprendizaje. Después, el examen en grupo en el que participan todos. Creo que es mejor. Además, no les funciona sabérselo de memorieta porque les hago poner en práctica lo que hemos visto en clase.

¿Cómo se imagina el futuro de la educación?

Me la imagino en centros sin paredes, con cristales, para que el aprendizaje sea más expuesto. Además, me gustaría que alumnado y profesorado trabajen juntos en proyectos significativos. Veo a la educación ocupando un lugar importante en la sociedad.