"El Conservatorio está pensado para 350 y somos 750"

Profesores de música, alumnos y padres exigen el cambio de su actual sede por las deficiencias del inmueble que ocupan en San Vicente de Paúl desde hace dos décadas.

Ventanas cerradas, archivadores e instrumentos de gran tamaño en las aulas del Conservatorio.
Ventanas cerradas, archivadores e instrumentos de gran tamaño en las aulas del Conservatorio.
Oliver Duch

Sin espacio, sin luz natural, y sin posibilidades de mejora. Así se encuentran los más de 700 usuarios del Conservatorio Profesional de Música de Zaragoza en la sede que ocupan desde hace 22 años en la calle de San Vicente de Paúl. Un inmueble catalogado, que por tanto no se puede modificar, y que no fue construido para las peculiaridades que exige la enseñanza musical. Por ello, padres, alumnos y profesores han unido sus fuerzas para reclamar, una vez más, un destino adecuado a sus necesidades.

"El edificio está pensado para 300 personas y somos 750" resume José Ramón Benito,  presidente de la asociación de Madres y Padres ‘Pilar Bayona’ del centro. Hace unas semanas iniciaron una campaña de protestas con una concentración en la plaza de España donde reclamaron al Gobierno de Aragón el traslado a un lugar más adecuado donde poder impartir y recibir las clases de una manera "digna"y "a la altura"de la capital aragonesa.

Un rápido vistazo a las instalaciones confirma sus quejas. El auditorio, donde los estudiantes deberían ensayar en grupo y delante de público, no cuenta con las dimensiones suficientes. "Se tienen que ir al de la Romareda, donde tenemos que pagar los gastos, y sobre todo a iglesias como la de Santa Isabel de Portugal", desvela Benito. Además, el camerino hace las veces de minúsculo almacén, por lo que carece de toda utilidad.

Los profesores no disponen de mejores instalaciones. Su sala de reuniones apenas cuenta con 30 metros cuadrados, que comparten 85 docentes, mientras que un cuarto de unos 15 metros justo enfrente acoge a la asociación de padres y las proyecciones audiovisuales para los alumnos. En cuanto a las aulas, existen 42, pero "hay que recordar que la mayoría de clases son particulares, o para un máximo de dos o tres estudiantes", apunta Benito.

Ventanas cerradas

El edificio que ocupan ahora los usuarios del Conservatorio está catalogado, cuenta con una especial protección que impide modificar su estructura para adaptarse a las necesidades educativas. Incluso, las ventanas deben permanecer cerradas, por lo que toda la iluminación del interior debe ser artificial. Como mucho, se pueden hacer labores de mantenimiento –recientemente se pintó una de las plantas y algunas aulas–, pero los problemas de insonorización, por ejemplo, no tienen solución.

Pero la principal carencia sigue siendo la falta de espacio. Los profesores incluso denuncian que al dar clases en esas instalaciones "se está incumpliendo la normativa". Para aliviar la presión, esta institución académica ha tenido que ‘externalizar’ algunas sesiones en aulas del IES Don Pedro de Luna, una salida que no satisface sus necesidades.

Algo que además, repercute en una "falta de oportunidades"para los zaragozanos, ya que, según Benito, "en la última convocatoria 500 chavales que aprobaron se quedaron sin plaza" para cursar sus estudios en el Conservatorio. En esta situación llevan más de dos décadas, después de que en 1995 abandonaran su sede, también provisional, de la calle de San Miguel, que recientemente ha vendido el Ayuntamiento de Zaragoza a la MAZ por 2,2 millones de euros.

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