El poeta Alfonso-Carlos Comín y su calle en Zaragoza
La ciudad dedicó una vía al padre del exconseller pero hubo un error de bulto: figura como poeta, cuando nunca lo fue.
Mariano Millán ha publicado en HERALDO un brillante y documentado artículo sobre el origen aragonés del exconseller Antoni Comín, militante de Esquerra Republicana de Cataluña y uno de los fugados a Bruselas con Puigdemont. Y tiene la amabilidad de recordar un artículo mío en nuestro periódico, de hace ya más de una década, en el que glosaba la figura de su padre, el zaragozano Alfonso-Carlos Comín Ros. Era éste cristiano viejo. Todos sus antepasados fueron miembros destacados del tradicionalismo aragonés: su bisabuelo Bienvenido Comín fue un prestigioso abogado y escritor y jefe del Partido Carlista en Aragón. Yo tengo en casa uno de sus libros más conocidos y menos leídos: Catolicismo y Racionalismo. Estudio de la literatura católica del siglo XIX, publicado en Zaragoza en 1868. Su abuelo Francisco J. Comín llegó a ser decano de la Facultad de Derecho y escribió manifiestos para don Jaime III, y su padre Jesús Comín, también jefe de los carlistas aragoneses, organizó algunos tercios de requetés que le convirtieron en figura clave de la sublevación militar en Zaragoza de julio de 1936. Pero Alfonso, sin dejar de ser cristiano, se hizo comunista. Fue uno de los fundadores del Frente de Liberación Popular y militó en Bandera Roja y en el PSUC. En 1973 fundó Cristianos para el Socialismo y defendió la militancia de los cristianos en el PCE. Todo eso lo hacía compatible con sus convivencias con los Traperos de Emaús y su pertenencia a Pax Christi y al Movimiento Católico Internacional por la Paz. Escribió desde siempre en El Ciervo y en Cuadernos para el Diálogo y publicó algunos libros hoy ya poco o nada recordados: Noticia de Andalucía (1970), Cristianos en el partido, comunistas en la Iglesia (1977) o Cuba, entre el silencio y la utopía. Notas de viaje, publicado en 1979, un año antes de su muerte.
Pero lo interesante para estas notas costumbristas es que nuestra ciudad le dedicó una calle en 1980, próxima a la del poeta Celso Emilio Ferreiro. Quizá se confundieron al pensar en éste, quizá no sabían muy bien quién era Comín, pero lo cierto es que la calle está dedicada al Poeta Alfonso Carlos Comín Ros, que tenía de poeta lo que su padre de republicano. Contó una vez Jesús Mª Alemany que el alcalde Sainz de Varanda (el más culto de lejos de aquellos munícipes) palideció al correr la cortinilla que cubría la placa el día de su inauguración y que fue la propia viuda de Comín quien, quitándole hierro al asunto, pidió que se mantuviera lo de poeta. Por ahí andan bibliófilos enloquecidos buscando sus libros de versos inexistentes.
Notas costumbristas / José Luis Melero
7- Los recuerdos de Castro y Calvo. Pasteur y Del Río.
8. El librero Zapila y la calle de las Doncellas
9. El recuerdo de Gráficas Minerva