Sergio G. A. ha admitido ante el tribunal de la Audiencia Provincial de Zaragoza que en agosto del año pasado se apoderó de la tarjeta de un amigo y extrajo mil euros en un cajero automático de la avenida de Compromiso de Caspe de la capital aragonesa. También ha reconocido que sufre un trastorno de ludopatía, lo que le ha supuesto que la Fiscalía aprecie una atenuante por la mencionada enfermedad, así como que ha devuelto la cantidad íntegra a su amigo. Todas estas circunstancias han permitido este lunes que la fiscal del caso rebajara la pena que inicialmente solicitaba para él y la fijara en ocho meses de cárcel y dos multas que suman 900 euros.

Los hechos ocurrieron el 16 de agosto en una finca cerca de Zaragoza, donde el acusado estaba con unos amigos. Sergio G. A. cogió la tarjeta de uno de ellos y se fue al cajero de un banco del que extrajo 1.000 euros, ya que conocía el número secreto por haber acompañado a su amigo a sacar dinero en alguna ocasión. Luego regresó a la finca y dejó la tarjeta en su sitio. La investigación posterior reveló que había sido él quien sustrajo el dinero. Su abogada ha pedido al tribunal de la Sección Primera que acuerde la suspensión de la pena de prisión, algo a lo que no se ha opuesto la fiscal con la condición de que antes se constate que no tiene otros antecedentes penales por hechos similares.