¿Qué se puede hacer con 700 bolis mudos?

La artista zaragozana Helena Santolaya ha reunido decenas de bolígrafos gastados en dos semanas para formar parte de su nueva instalación.

Helena Santolaya con parte de su 'alijo' de bolis mudos
Helena Santolaya con parte de su 'alijo' de bolis mudos

Hace unas semanas, la artista zaragozana Helena Santolaya hizo un llamamiento a todos los zaragozanos para formar parte de su nueva obra de arte. El resultado no se hizo esperar, y en tan solo unos días consiguió amasar todo “un alijo de 700 bolígrafos mudos”, como ella misma los denomina, que formarán parte de la exposición ‘Animales de compañía’ que puede visitarse hasta el 19 de noviembre en el Matadero de Huesca.

“He recogido los bolígrafos desechados por la gente de mi entorno como testimonio de esos objetos que han hablado hasta quedarse mudos. Por ejemplo, Beatriz Barral, una artista amiga de Madrid que desde hace un tiempo dibuja con bolis bic, me ha enviado todos los que ha ido vaciando en sus dibujos”, explica Santolaya. “Aunque la obra pretende centrarse en las palabras, no en las personas que las han pronunciado”, reivindica la artista.

Además, la procedencia de estos bolígrafos, rotuladores y lapiceros es de lo más variopinta, ya que la instalación consta con algunos llegados Jerez, Barcelona, Huesca, Canarias o de Sádaba (Zaragoza) entre otros.

En la muestra, también hay una serie de voces anónimas: “Dejé una caja en el bar el Gallo de Zaragoza para que la gente que quisiera los llevase allí. Va a ser solo testimonial, no era la intención recoger un camión de bolis pero quería dar importancia a la periferia de las palabras”.

La obra, que lleva incorporada estos bolis anónimos, consta de una maraña de papel construida con márgenes de libros reales, que se encuentra a su vez instalada bajo la maqueta de una avioneta cubierta de texto que lleva incorporada una tela blanca que simboliza una página en blanco. Con esta obra no solo se reivindica la importancia de las palabras y sus periferias, sino de los silencios: “También este forma parte de la periferia de las palabras”, añade Santolaya.

Por otro lado, la exposición recogerá otra serie de obras anteriores de la zaragozana, como ‘El álbum de dos metros’ que formó parte de la exposición Zaragoza Rebelde, que pretendía recuperar la memoria reciente de la ciudad a través del testimonio personal de quienes la vivieron a partir de 1975, o la ‘Historia del pensamiento’ una colección de libros de filosofía de los años 80 convertida en materia doméstica: ahora uno ahora es un plumero, otro un estropajo, otro una bayeta…

Cuando dijeron cosas

Bajo esta constante de poner en valor aquel concepto denominado como la periferia de las palabras, mientras Helena habla de su obra, en numerosas ocasiones hace referencia a estos protagonistas como sus ‘bolígrafos mudos’, pero… ¿por qué los denomina así? En palabras de la artista, se trata de bolígrafos que ha recogido a su alrededor y que han pertenecido a personas que los han utilizado para decir algo.

“Ahora están gastados, ya no dicen nada, por eso digo que están mudos. Sin embargo, en su momento sirvieron para escribir poemas, dibujar retratos, apuntar la lista de la compra o simplemente para algo tan cotidiano como para anotar un número de teléfono”, ilustra la artista.

Se trata de una de las obras que puede visitarse en el marco del festival Periferias que este año tiene como tema central las ‘Palabras’. “El título hace alusión a las palabras y el pensamiento”, introduce Santolaya. La artista ha demostrado en varias ocasiones su gusto por las actividades colectivas, como cuando el pasado mes de mayo llevó a cabo una multitudinaria mudanza del pasillo de su casa hasta La Casa de la Mujer de Zaragoza, de mano en mano de amigos y de algún que otro transeúnte curioso.

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