¿Hace falta ayuda para superar la muerte de nuestra mascota?

El duelo animal ha sido considerado un tabú en nuestra sociedad. Hoy existe la posibilidad de organizar un velatorio, disponer de un crematorio individual e, incluso, llevarte un recuerdo de tu mascota.

La Morada de Noé, una empresa de San Mateo de Gállego dedicada a los servicios funerarios para mascotas.
La Morada de Noé, una empresa de San Mateo de Gállego dedicada a los servicios funerarios para mascotas.
C. I.

Cada vez somos más conscientes de la importancia de cuidar a un animal que comparte parte de su vida con nosotros, algo que ha modificado no solo nuestra forma de actuar, sino su estatus dentro del núcleo familiar donde acaban por convertirse en uno más de la familia. Pero, ¿qué ocurre a nivel emocional cuando perdemos a nuestro compañero animal? La zaragozana Sandra Sánchez, directora de Espacio Ítaca y psicóloga, se percató de esta tendencia hace unos años, lo que le llevaría a especializarse en procesos de duelo animal.

“Tradicionalmente ha sido un tema tabú y todavía se sufre más por la dificultad de encontrar comprensión en nuestra sociedad”, asegura la especialista. Aunque reconoce que, aún hoy, resulta complicado equiparar un animal a una persona, la profesional ha demostrado que las fases por las que se atraviesa al perder a un ser querido –humano o animal- son “muy similares”. “La diferencia es la aceptación social. Se considera normal llorar por un familiar pero no por un animal”, resume.

“Independientemente de si es algo repentino o no, lo primera fase siempre es el estado de shock”, indica. En muchos casos, en un primer momento no somos conscientes de que nuestro ser querido ya no está. “Luego llega la fase de negación, en la que todavía escuchamos sonidos que nos hacen pensar que sigue en casa o abrimos la puerta y esperamos que aparezca como siempre”, asegura Sánchez.

Durante el duelo, nuestro cerebro y la parte emocional se disocian. “Sabes que ha pasado, pero emocionalmente no lo asumes”, indica. Posteriormente se puede pasar por diferentes estados emocionales de tristeza, enfado, envidia de quien no está pasando por lo mismo. El problema es cuando este duelo se cronifica en el tiempo y se vuelve patológico: “En estos casos la red social es muy importante y es fundamental nutrirte de personas que realmente comprendan lo que estás pasando”.

“El concepto del animal en la familia ha cambiado, sobre todo con perros y gatos. Antes tenían un uso, ahora son compañeros con los que compartes tu vida. El duelo se siente más conforme más afecta su pérdida a tu autobiografía”, concreta. Es decir, que el dolor será más intenso conforme más estrecha haya sido la relación con el animal. “Echamos en falta costumbres, detalles y rituales diarios”, añade.

Entre los errores más comunes a la hora de enfrentarse al duelo se encuentran el intentar sustituir a nuestro animal por otro: “No se puede sustituir por mucho que se parezca ya que esto genera una serie de expectativas que seguramente no se van a cumplir”. Tampoco es buena idea ponerse una coraza para evitar el sufrimiento. “Hay mucha gente que dice que nunca volverá a tener un animal, eso tampoco es una solución”, asegura Sánchez.

Si hay alguien que sabe bien qué es el duelo animal es la zaragozana Ada, quien hace poco más de un año perdió a su gato Rodolfo. Todavía hoy se emociona cuando lo recuerda. “Era muy especial. Lo adopté cuando todavía era muy pequeño porque mi vecina tenía alergia”, recuerda. Juntos convivieron 12 años, hasta que cayó muy enfermo. “Sabía que lo iba a pasar mal, pero no tanto”, explica. Por ello decidió acudir a Espacio Ítaca donde le ayudaron a sobrellevar el proceso de duelo.

“Recuerdo que fueron unos meses muy duros ya que al tratarse de un animal casi nadie lo entendía, sobre todo en el ámbito laboral. Yo tenía que ir ahí como si nada”, recuerda. Por eso, para ella fue muy importante organizarle una despedida especial y digna: “Lo incineré y me dieron las cenizas en una urna de cerámica, y me hice una pulsera con la tierra del lugar en el que la enterré que siempre llevo conmigo”, explica.

El último adiós siempre es complicado, sobre todo fuera de casa. La veterinaria Elena Catalán lo sabe bien ya que desde hace un año y medio tiene en marcha su proyecto de veterinaria a domicilio, el cual permite a muchas familias despedirse de su animal en casa. “La eutanasia es lo que menos me gusta de mi trabajo, pero hay casos en los que es necesario para que el animal deje de sufrir”, explica. “La diferencia entre animales y personas es que éstos no pueden decirnos qué les duele ni cómo están, por eso es muy importante estudiar bien cada caso”, añade.

En cualquier caso, asegura, “yo nunca tomo esa decisión”. El proceso comienza con una sedación, y sigue con un eutanásico. “Yo siempre aconsejo a la gente que esté delante durante el proceso ya que el animal está más tranquilo. Les voy explicando lo que va a ocurrir para que no se asusten”, indica la joven. Este servicio puede costar entre 50 y 80 euros según el tamaño del animal.

Un último adiós, especial

En Zaragoza existen muy pocas incineradoras de mascotas, una de ellas es La Morada de Noé, una empresa dedicada a los servicios funerarios para mascotas ubicada en San Mateo de Gállego desde 2014. “Nuestro objetivo es dar un último servicio, respetuoso y digno, a esas mascotas que tantos momentos buenos nos han dado”, explica su gerente, Juan Carlos Pérez.

En su caso realizan el servicio completo, desde la recogida de la mascota tanto en el domicilio particular como en la Clínica Veterinaria, hasta el protocolo de calidad y lectura de microchip. “Una vez comprobado todo le hacemos una huella de escayola; la cual, una vez seca y pintada a mano, la entregamos, sin coste alguno al propietario, junto a la urna elegida”, añade Pérez.

En el centro zaragozano se puede elegir entre cremación individual –se trata de la más demandada, cuyo precio ronda los 200 euros-, colectiva –sobre los 80 euros- y colectiva con recuperación parcial de cenizas –sobre los 100 euros-. “Lo más solicitado es la incineración individual, sobre todo de perros y gatos, aunque cada vez realizamos más de animales exóticos o pequeñas mascotas, desde hámster, hurones, cobayas, lagartos, conejos, loros o chinchillas.”, asegura Pérez. Además, en la modalidad individual pueden estar presentes sus dueños para despedirse del animal. Algo que, asegura, “agradecen encarecidamente”.

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