El abuelo que lucha por los derechos de sus nietas trillizas

El Justicia da la razón a José Antonio Aznar, que presentó una queja por los criterios de admisión de las guarderías municipales.

José Antonio Aznar y Pilar Cebamanos pasan con sus nietas trillizas delante de la escuela infantil municipal Los Ibones, en Miralbueno.
José Antonio Aznar y Pilar Cebamanos pasan con sus nietas trillizas delante de la escuela infantil municipal Los Ibones, en Miralbueno.
P. F.

"Los que legislan deberían ver cómo es nuestro día a día", afirma José Antonio Aznar, de 73 años, mientras empuja el carro de sus nietas por el barrio de Miralbueno. Hace menos de un año que nacieron sus nietas trillizas (Isella, Laia y Nerea), y toda la familia echa una mano. Los padres de las chicas trabajan y son los abuelos los que muchos días tienen que ir a llevarlas o recogerlas a la guardería.

Viven en la calle Lagos de Coronas, a 100 metros de la escuela infantil municipal Los Ibones, en la que no consiguieron plaza pese a cumplir varios de los requisitos que dan puntos en la baremación. También solicitaron plaza en la guardería de la DGA Inmaculada Concepción, en la avenida de Manuel Rodríguez Ayuso (antigua carretera de Madrid), lejos de su casa. Finalmente fueron admitidas en esta segunda. Llegar cada día es una odisea.

"Pasamos todos los días delante de la guardería Los Ibones, pero tenemos que ir andando a la otra que está a unos 40 minutos. No tenemos una línea de autobús directa que nos una con esa zona. Nosotros estamos jubilados con una pensión pequeña. Mi hijo y mi nuera son mileuristas, no pueden pagar una guardería privada para las tres. No queda más remedio que ir andando hasta la otra, es un trastorno", explica el abuelo.

Sergio Aznar y Mónica Torres pidieron plaza para sus hijas en la escuela de Los Ibones. Su solicitud tuvo 5 puntos: 4 porque los dos trabajan y 1 por ser familia numerosa de categoría general. Había más solicitudes con la misma puntuación y ellos tuvieron mala suerte en el sorteo. Hay escasez de plazas públicas de guardería en Zaragoza. En la de la DGA también tuvieron que ir al sorteo, pero aquí sí tuvieron suerte.

Tanto en las escuelas infantiles del Ayuntamiento como en las de la DGA no se tiene en cuenta la proximidad al domicilio, a diferencia de las solicitudes para los colegios. Para conseguir plaza en las escuelas infantiles lo que más puntúa es que trabajen los padres (4 puntos), tener hermanos en el centro (2), la renta (hasta 1,5), ser familia numerosa (general 1 punto y especial, 2), la discapacidad de padres o hermanos (1), que los padres trabajen en el centro (1) y ser familia monoparental (0,5).

"La normativa de admisión a las guarderías públicas debería tener en cuenta la excepcionalidad de estas familias numerosas. No es lo mismo tener tres hijos de distintas edades que tres a la vez. En 2015, el último año con datos oficiales, solo hubo en Aragón dos partos de trillizos y uno de cuatrillizos", apunta el abuelo, que se ha estudiado muy bien la normativa y las estadísticas.

El Justicia le da la razón

Cuando sus nietas se quedaron sin plaza en la guardería al lado de casa, José Antonio presentó una queja al Justicia de Aragón. Fernando García Vicente le acaba de dar la razón razón y sugiere que la Administración cambie la normativa de admisión en las guarderías públicas. El Justicia le pide al Ayuntamiento que revise su actuación en este caso concreto y a la DGA que estudie la conveniencia de introducir la proximidad domiciliaria entre los criterios.

"Estoy contento con la respuesta del Justicia y voy a seguir luchando por los derechos de mis nietas. Quiero que cambie la normativa para facilitar la conciliación de mi familia y para que otras no tengan que pasar por esta situación", asegura José Antonio Sánchez, que no descarta -"si tengo fuerzas y tiempo"- recurrir a los tribunales.

Los abuelos (y tías) son fundamentales para la conciliación. Los padres de las trillizas tuvieron que comprar un coche nuevo y se mudaron a un piso en Miralbueno. "Todos en la familia están contentísimos con las trillizas, pero qué difícil es conciliar. Se necesitan muchas manos. Todos tenemos que ayudar", apunta la abuela paterna, Pilar Cebamanos, que va a la guardería, al pediatra, a las sesiones semanales de fisioterapia en el Hospital Infantil, prepara comidas en casa "o lo que toque".

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