Nace el primer Colectivo de trabajadoras del hogar de Zaragoza

El sector doméstico en Aragón está representado por un 97% de mujeres. De ellas, 6.600 son inmigrantes frente a 5.100 españolas.

En Zaragoza acaba de nacer el primer colectivo de trabajadores del hogar y de cuidados
Nace el primer Colectivo de trabajadoras del hogar de Zaragoza
C. I.

Belky, nacida en Nicaragua, llegó a Zaragoza con 19 años con un contrato de trabajo como interna a cargo de una persona de 90 años. A sus 30, recuerda los tres que permaneció en esa casa como una experiencia muy dura. “Era joven, venía completamente sola y tenía que ayudar a mis padres. No me quedaba otra opción”, explica.

“Al principio tenía muchas ganas de venir, pero al toparme con la realidad me frustré mucho. Estaba 24 horas al día a cargo de una persona dependiente. Cuando falleció pasé mucho tiempo en el hospital y caí en depresión. Al final esa persona se convierte en tu familia y le coges cariño”, reconoce.

A sus 52, Olga, de Ecuador, ha estado 9 años trabajando como empleada de hogar a jornada completa hasta el pasado mes de enero, cuando falleció la persona a la que cuidaba. “Cuando fui a pedir el paro me dijeron que no podía y ahora estoy sin prestación ni ingresos de ningún tipo”, critica. Recuerda que al llegar a España soñaba con dedicarse a aquello para lo que se había formado: “Estudié contabilidad pero homologar los títulos es casi una misión imposible”.

Coco, de 55, llegó con 30 años a la capital aragonesa, “en aquel momento no había problemas de trabajo y podías elegir, yo no quería cuidar de nadie y no lo hice, pero con la llegada de la crisis dejas de poder permitirte ese lujo”, explica la nicaragüense. “Llegué a llevar 5 casas al mismo tiempo, limpiando, cocinando, poniendo lavadoras e, incluso, sacando a pasear al perro”, explica. “Al tiempo empecé a compatibilizarlo con los estudios en administración y actualmente me dedico a ello íntegramente”, concluye.

Como estos, aseguran que hay cientos de casos anónimos en Zaragoza, motivo por el cual han decidido unirse y crear el primer colectivo de trabajadoras del hogar y de cuidados de la capital aragonesa. Comenzaron a organizarse en octubre, de la mano de Carolina y Coco, quienes formaron parte de un grupo de mujeres que viajó al congreso organizado en Madrid y en el que se dieron cuenta de la realidad: “En Aragón no existía una agrupación para visibilizar nuestra situación laboral y la falta de derechos del colectivo”.

“La lucha en el territorio doméstico tiene ya diez años, pero aquí todavía no se había constituido como tal”, añaden. Por eso, actualmente se encuentran en pleno proceso de redacción de los estatutos del colectivo, el cual pide la ratificación del Convenio 189 sobre las trabajadoras y los trabajadores domésticos adoptado en 2011 por la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

“Dicho texto reconoce una serie de derechos que no tenemos en la actualidad, como a pedir el paro, a sindicalizarnos o a recibir inspecciones de trabajo. A pesar de que ya lo han aprobado 22 países en todo el mundo, entre ellos Alemania o Italia, en España todavía estamos esperando”, critican. Jornadas laborales maratonianas, ausencia de contratos, un trabajo de 24 horas y sin vacaciones, inestabilidad laboral, labores que se exceden de lo acordado… “De momento tan solo somos una docena pero esperamos llegar a más gente, que nos conozcan y que sepan que no están solas y que vamos a luchar por ello”, añaden las trabajadoras.

Por eso, el próximo domingo 28 de mayo a partir de las 12.00, han preparado el I Encuentro de Trabajadoras del Hogar y de Cuidados de Zaragoza que se desarrollará en el Centro Social Luis Buñuel de la capital aragonesa.

Un colectivo con el 97% de mujeres

El sector doméstico está copado en su mayoría por mujeres, en torno a un 97%. "Hombres hay, pero muy pocos. En las casas no los quieren”, critican. “Del total, 6.600 son extranjeras y 5.100 españolas según los datos obtenidos en la Seguridad Social a fecha 1 de enero de 2017, todo esto sin contar con aquellas que no cuentan con contrato”, añaden.

El trabajo puede ser de dos tipos, el de las externas –“aquellas que duermen en su propia casa y trabajan durante unas horas al día”, explican- o internas. “Este es más duro y más habitual. Supone alojarse en la casa de la persona a la que atiendes y estás 24 horas a su disposición”, aseveran. “En muchos casos se trata de mujeres que se ven forzadas a dejar su casa y a sus propios hijos. Es curioso que acaben teniendo que cuidar a los hijos o padres de otros”, resumen.

Sin embargo, hay algunos problemas comunes, como la inexistencia de festivos, del día de descanso semanal o vacaciones, las horas extra no remuneradas, o las labores que no entrarían en lo acordado. “Tenemos casos desde la que solo limpia hasta la que está a cargo de una persona mayor o niños, se hace cargo de la casa, hace la compra, hace de enfermera, de psicóloga… es un trabajo realmente duro”, concluyen.

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