Un acertado Quique González brindó este viernes al público de la sala Oasis de Zaragoza una actuación en la que mostró su compromiso con el oficio y en la que también brillaron los componentes de la banda que lo acompaña, Los Detectives.

Con la sala rozando el aforo completo, el escenario se vistió de cine negro con la presencia una cabina telefónica, farolas, juegos de luces y siluetas de tipos con sombrero y gabardina en esta segunda visita del cantante madrileño a la capital aragonesa de la gira de su último trabajo, 'Me mata si me necesitas'.

En una actuación en la que también repasó sus casi dos décadas de trayectoria, González supo conjugar con maestría los tiempos para tejer un buen concierto a partir de momentos enérgicos y otros que destilaron melancolía y emotividad.

'Orquídeas' comenzó puntual su repertorio; un tema que fue bien recibido por el público y al que siguió otra de las canciones que conforman su último disco, 'Sangre en el marcador', en la que el "detective" Eduardo Ortega acompañó con un violín que daría juego a lo largo de la noche.

Además de Ortega, que durante la actuación pasó del violín a la guitarra o a la mandolina, estuvieron en el escenario Pepo López (guitarra), Alejandro Climent (bajo), Eduardo Olmedo (batería), David Schulthess (teclados) y la corista Nina, un "talento increíble", en palabras de González, con la que interpretó a dúo otro de los cortes del último disco, "Charo".

Nina, voz también de la banda revelación Morgan (de la que, además, forma parte Schulthess) volvió a mostrar en Zaragoza su bellísima voz rota después de su casi estreno (lo hizo ese mismo fin de semana en Barcelona) como corista de Quique González en el concierto de abril del año pasado.

Después del dúo de voces, el concierto se adentró en el sonido de la guitarra eléctrica y del disco Delantera Mítica con 'Dónde está el dinero' y 'Tenía que decírtelo' para dar paso a 'Te lo dije'.

Se veía cómodo y sonriente al cantante en el transcurso de su actuación y la sala se iba contagiando de la buena sintonía que desprenden los músicos entre ellos para llegar a uno de los clásicos del madrileño, 'Salitre'.

Tras ella, Nina tomó las riendas del escenario para cantar, con un silencio casi total en la sala, y acompañada solo por el líder de la banda a la guitarra y el violín de Ortega, 'De haberlo sabido' en una emotiva interpretación que fue muy bien acogida por el público.

El concierto continuó la senda marcada en los primeros compases, con canciones de su último disco y otras de todo su repertorio como 'Parece mentira', 'Kamikazes enamorados', o 'Su día libre', que ofrecían un recorrido muy completo por la trayectoria de González.

Ya en los bises, 'Y los conserjes de noche' y 'Pequeño rock and roll', muy celebrada esta última, anticipaban el final de un concierto que concluyó con 'Dallas-Memphis' y, por último, 'Vidas cruzadas'.

El espectáculo dejó muy buenas sensaciones entre los asistentes, que despidieron al cantante con una sonora ovación para que siga con esta gira, de ya más de un año de duración, el 2 de junio en Sevilla.