Clausura cautelar de seis meses para un conflictivo 'after' de la calle Vasconia

La Delegación del Gobierno abre expediente al bar La Clave por droga y desórdenes.

Exterior del bar La Clave, situado en la calle Vasconia, en una imagen tomada ayer.
Exterior del bar La Clave, situado en la calle Vasconia, en una imagen tomada ayer.
Toni Galán

Tras meses de incidentes, incumplimientos y denuncias policiales y vecinales, la Delegación del Gobierno en Aragón ha decidido poner fin a uno de los focos más conflictivos de la zona de bares de Moncasi y El Rollo. Según ha podido saber este periódico, acaba de ordenar la clausura provisional del bar La Clave, situado en la calle de Vasconia, un establecimiento con licencia de bar pero que funcionaba como un ‘after’ musical y que acumula numerosos expedientes por infracciones de todo tipo. El cese de la actividad debe ser efectivo de inmediato, ya que la notificación a la propiedad se realizó el pasado viernes.

Se trata de una medida inicialmente preventiva, ya que la Delegación ha ordenado simultáneamente abrir un expediente que contempla sanciones superiores. De confirmarse en su tramitación, supondrían el cierre del establecimiento por un plazo de un año y una multa de 10.401 euros. El motivo que lo ha precipitado es una intervención de la Policía Local llevada a cabo el pasado mes de enero a raíz de un altercado en el interior del bar, y durante la cual los agentes se incautaron de cocaína y cannabis.

Las mismas fuentes consultadas por este periódico aseguraron que obran antecedentes por este motivo y que el local había sido multado por similares hechos (artículo 36.19 de la Ley de Protección de la Seguridad Ciudadana, que sanciona la tolerancia del consumo de estupefacientes o la falta de diligencia para impedirlo) hasta en cinco ocasiones durante los dos últimos años.

El rosario de infracciones e incumplimientos es, sin embargo, mucho más amplio. Altercados en el exterior y en las inmediaciones del bar, alteraciones del orden público, suministro de alcohol a menores, deficiencias higiénicas, superación del aforo máximo… Toda una suerte de problemas que habían generado reiteradas quejas de los vecinos y residentes en la zona que sufrían las afecciones y que habían llegado a denunciar su hartazgo.

El establecimiento tiene licencia de bar. Aunque funcionaba por la mañana, su ambiente habitual era el de un ‘after’, con una clientela de origen latino mayoritariamente.

Según fuentes policiales, también era punto de encuentro de miembros de algunas bandas que suelen cometer robos en otras zonas de la ciudad, principalmente el Casco Viejo. Solía abrir sus puertas hacia las 10.00 y bajaba la persiana algo antes de las 12.00. Era entonces cuando se generaba una mayor conflictividad.

La calle ha sido objeto de casi dos centenares de denuncias por alteraciones del orden público, menudeo de drogas y desobediencia en los últimos dos años, con picos de hasta diez expedientes en un solo fin de semana, como ocurrió en julio del pasado año.

Al margen de las intervenciones policiales, también el área de Urbanismo del Ayuntamiento de Zaragoza inició en 2016 dos expedientes sancionadores contra este local, que concluyeron con sendas multas de 1.200 y 900 euros respectivamente por incumplimiento del horario de cierre.

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