La Iglesia de la Magdalena reabrirá sus puertas en 2018 tras quince años cerrada

Los trabajos de restauración del interior del templo concluirán "a finales de este año o principios del que viene".

La iglesia de la Magdalena abrirá sus puertas en 2018

La Iglesia Parroquial de Santa María Magdalena de Zaragoza reabrirá el próximo año sus puertas tras quince años cerrada y después de un proceso de restauración que permitirá al templo seguir relatando la historia de la ciudad y de sus gentes.

El ecónomo diocesano del Arzobispado de Zaragoza, Ernesto Meléndez Pérez, el arquitecto y codirector de las obras, Fernando Aguerri, y el arqueólogo y codirector de la excavación, Salvador Melguizo, han realizado este martes una visita a los trabajos de restauración del interior del templo, que concluirán "a finales de este año o principios del que viene".

La iglesia ha pasado ya por dos fases de obras desde el año 2002, que el Arzobispado ha acometido en colaboración con el Ministerio de Fomento y el Gobierno de Aragón, mientras que en esta tercera fase cuenta con la cooperación de Fomento para financiar al 50 por ciento el coste de los trabajos.

Esta tercera fase ha estado marcada "por los estudios arqueológicos de este importante edificio" en el que, "como estaba previsto, han salido restos que ha habido que documentar", ha comentado Meléndez, al advertir de que, en todo caso, "seguimos en el plazo previsto y la reapertura y rehabilitación del edificio será una realidad a finales de este año o principios del que viene".

El ecónomo ha expresado su satisfacción porque "después de quince años por fin un edificio que cuenta la historia de esta tierra, de esta ciudad y de sus gentes va a ser abierto al público para que siga cumpliendo su misión tanto cultual, como cultural e histórica". También la torre de la iglesia podrá visitarse para contemplar las vistas de la ciudad.

El arquitecto Fernando Aguerri ha comentado que en este momento se pueden visualizar "físicamente" las excavaciones arqueológicas que se están llevando a cabo en el templo y los procesos que se desarrollan para tratar los restos humanos que han aparecido.

Ha recordado que, históricamente, las parroquias han sido utilizadas también como cementerios, con criptas y enterramientos en la nave, "en algunos casos con los cuerpos desnudos y en otros con ataúdes", circunstancia que también "ha contribuido con el paso del tiempo a producir enormes daños en el edificio".

Humedades y grietas

La iglesia, construida en el siglo XIV, ha experimentado distintas obras con el paso del tiempo. La mayor reforma se acometió a mediados del siglo XVIII con el cambio de orientación y entrada al templo. Uno de los problemas detectados eran las humedades que habían dañado los muros y causado grietas en el interior.

La humedad en el exterior y en el interior acabó siendo "un problema endémico, que acabó arruinando todas las decoraciones tanto mudéjares, como posteriores que hubo en el edificio", ha señalado Aguerri. Las grietas ya están estabilizadas tras las dos fases anteriores, si bien ahora se sellarán, ha dicho el arquitecto, al comentar que hubo riesgo de hundimiento en el caso de la torre, que se recuperó en 2010.

En esta fase, se está procediendo a "sanear" el edificio para "proceder a realizar una cámara sanitaria transpirable, una especie de galería debajo del pavimento que permitirá la circulación de aire y el saneamiento de la humedad" para que no se siga acumulando en los muros y se respete "el esqueleto y la estabilidad de la iglesia".

Estaba pendiente por realizar en el templo "una intervención coherente constructivamente, el vaciado de las tierras con los restos arqueológicos y proceder a la renovación de pavimentos, instalaciones, decoraciones e iluminación", ha resumido Aguerri.

2.000 años de historia

De esta forma, la Iglesia de la Magdalena que acoge en su interior" la historia de la ciudad y del barrio desde época romana, desde la fundación de la colonia hasta hoy, con más de 2.000 años de historia", reabrirá sus puertas en 2018.

El arqueólogo Salvador Melguizo ha precisado que la reutilización del templo a lo largo de los siglos ha conllevado la destrucción de parte de los niveles arqueológicos romanos y de épocas posteriores, aunque "hemos podido encontrar restos de una posible cimentación del alminar de una mezquita o pavimentos de una calle romana".

En este momento se está trabajando en los restos humanos aparecidos en la nave central, las capillas laterales y la cripta que se encuentra bajo el altar. El templo fue utilizado como lugar de enterramiento desde el siglo XIV y hasta el siglo XIX. Los fieles de aquellas épocas estaban muy vinculados a su parroquia y dedicaban parte de sus recursos a la misma, como una forma de garantizarse que serían después enterrados en terreno sagrado.

Entre las personas que descansan en la iglesia se encuentran "personas sencillas, otras que no tenían ningún medio" y que fueron tratadas en un hospital que dependía de la parroquia, agricultores y comerciantes de la zona. Todos ellos "invertían buena parte de su patrimonio en arreglar y acondicionar la iglesia para que quedara elegante y bonita", ha manifestado Melguizo.

Enterramientos antiguos

Se han encontrado también lápidas de enterramientos antiguos y los últimos son de 1830, entre ellos han aparecido los restos de un soldado, "un voluntario que pertenecía a las milicias de Fernando VII que se crearon durante el decenio absolutista y que fueron antecedentes de las tropas carlistas".

Melguizo ha apuntado que La Magdalena es "uno de los principales barrios de la Zaragoza histórica y la torre de este templo fue un punto de defensa de la ciudad en la Guerra de la Independencia contra los franceses", aunque en el templo "no hemos encontrado elementos de esa fase", a pesar de que "aquí hubo muchos tiros y muertos" durante el conflicto.

Ha precisado que la cripta que se encuentra bajo el retablo principal se habilitó como tal en la reforma barroca de la Iglesia y albergaba, al parecer, a personas "más adineradas o con más medios". Las criptas de las capillas laterales, de menor tamaño, eran utilizadas por cofradías, familias o gremios para enterrar a sus miembros.

Es la última ocupación del siglo XVIII la "más intensa y reciente, la que más restos ha dejado y todo lo que estamos desenterrando ahora son restos del siglo XVIII y XIX, pero los hay desde el siglo XIV", ha reiterado el arqueólogo, para precisar que la cripta bajo el retablo se usó también en 1950 para ubicar allí la caldera de la calefacción.

Hasta el momento, "tenemos casi el centenar de cuerpos excavados, pero durante los seis siglos aquí pudo haber enterradas miles de personas", ha afirmado. Estos restos óseos encontrados se guardarán en cajas de plástico estancas y se volverán a enterrar debajo del suelo del templo, de forma que este material no vuelva a dañar la estructura de la iglesia. "Si ellos quisieron enterrarse aquí, parece lógico que sigan aquí", ha estimado.

Por último, Salvador Melguizo ha señalado que se está buscando ayuda económica para restaurar el órgano, "una pieza muy interesante del patrimonio de la iglesia" y por la que se dio nombre a la calle posterior del templo. "Es del siglo XVII o XVIII, está un poco mal, pero la maquinaria se conserva entera", ha apostillado.

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