Quienes se acerquen durante estos días al Acuario de Zaragoza podrían toparse con algún que otro visitante inesperado. Con la llegada del buen tiempo y la subida de las temperaturas, algunos ejemplares de tortuga abandonan sus instalaciones en busca de un lugar donde depositar sus huevos. Un hecho que no deja de sorprender a quienes allí se encuentran.

“Es algo relativamente habitual en estas fechas ya que con el calor crece la actividad de nuestros reptiles”, reconoce Mayte Pozo, responsable del departamento de Pedagogía y Comunicación del centro. Por eso, durante estos días son numerosos los avisos a los trabajadores del centro debido a la aparición de alguno de estos reptiles en los lugares más insospechados.

En el espacio donde se encuentran, el Igapo -que se corresponde con el nombre de un bosque inundado del Amazonas- viven en semi libertad, razón por la cual pueden abandonar sus charcas y moverse por la zona. “En ocasiones han llegado hasta las taquillas de acceso dando un buen susto a los visitantes”, reconoce Pozo.

En estos momentos el personal del centro aprovecha para dar una explicación a los presentes sobre cómo actuar en estos casos, cómo se coge a este tipo de reptiles y por qué están allí. “En estos casos es muy importante reaccionar con respeto ya que si las asustas pueden atacar. Aunque no poseen dientes, tienen un pico coráceo muy resistente y unas uñas muy largas que usan para defenderse”, explica Pozo.

Además, y lejos de la creencia generalizada de su lentitud y torpeza, estas tortugas son unas expertas escaladoras y muy curiosas. “Les encantan las escaleras mecánicas y subirse a las alturas por lo que tenemos que estar atentos para devolverlas a su instalación sanas y salvas”, reconoce Pozo.

Como explican desde el centro, la gran mayoría de los ejemplares que se encuentran en el Acuario de Zaragoza son donaciones de particulares que no sabían qué hacer con ellas en sus casas. “Nosotros las adoptamos durante un tiempo hasta que no tenemos más capacidad y las enviamos al centro de La Alfranca”, concluye.

“A principios del mes de abril empezaron los cortejos que se suelen prolongar hasta mediados del verano, más o menos. Normalmente, estos reptiles buscan zonas para la puesta a primera hora de la mañana o última de la tarde”, explica Carlos Vicente, conservador del acuario.

Sin embargo, Vicente advierte que “siempre son las mismas y suelen buscar los mismos sitios”, algo que facilita mucho la labor de localizarlas y devolverlas a su lugar. “Además, la gente nos ayuda un montón y en cuanto aparece una en seguida avisan a los trabajadores”, asegura.

Especies exóticas invasoras

Actualmente, en la instalación zaragozana hay 60 ejemplares de once especies diferentes, sin embargo, la mayoría se corresponden con especies catalogadas como exóticas invasoras, un título que se adquiere cuando los ejemplares liberados, que provienen de otro lugar, "pueden soportar las condiciones climáticas de nuestro país y prosperar como especie, desplazando a las especies autóctonas”, explica Vicente.

“En torno a medio centenar de ejemplares de los aquí presentes son ‘Trachemys Scripta Elegans’, comúnmente denominadas Tortugas de Florida o tortugas de orejas rojas y ‘Trachemys Scripta Scripta’, más conocidas como tortugas de orejas amarillas”, afirma el experto.

La mayoría de ellas se vendían en tiendas como mascotas, pero sin dar la información necesaria a los compradores sobre las dimensiones que alcanzaban: “la gente las liberó en ríos y parques, donde se han convertido en un problema muy difícil de gestionar”, asegura Vicente.

Desde el año 2013, el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente publica un catálogo de especies exóticas invasoras prohibidas en España entre las que se encuentran estos reptiles, quedando prohibida su venta, cría y transporte en todo el territorio nacional.