Tercer Milenio

En colaboración con ITA

"La herida se ha reabierto 24 años después y necesitamos que no se cierre en falso"

La familia de Mercedes Lázaro confía en que la nueva investigación dé con el criminal. La Policía relaciona el asesinato de la joven con el de Eva María Aznárez.

Garaje de Fueros de Aragón, escenario del crimen. Mercedes Lázaro fue atacada cuando se dirigía al ascensor de su garaje tras haber aparcado el coche. La víctima forcejeó con el criminal que, tras asesinarla, escondió su cuerpo en un rincón del parquin.
Garaje de Fueros de Aragón, escenario del crimen. Mercedes Lázaro fue atacada cuando se dirigía al ascensor de su garaje tras haber aparcado el coche. La víctima forcejeó con el criminal que, tras asesinarla, escondió su cuerpo en un rincón del parquin.
Luis Correas/ Heraldo

Higinio Lázaro y Mercedes Sanmiguel no han dejado en los últimos 24 años de intentar por todos los medios que el asesinato de su hija Mercedes se resolviera. Desde que un criminal se cruzó en el camino de la joven, el 5 de marzo de 1992, la vida de toda la familia cambió por completo. Durante años, sus padres no cesaron de visitar el juzgado y espolear a la Policía para impedir que su caso se olvidara. Con la ayuda de su abogado, Ignacio de Andrés, han sido los impulsores de la mayoría de las iniciativas adoptadas para tratar de encontrar al autor del crimen.

Ahora, ya mayores, no tienen la misma energía para estar al cabo de todo lo que está sucediendo en torno a la reapertura de la investigación que, al final, ha relacionado el asesinato de Mercedes con el de Eva María Aznárez, cometido el 16 de abril del mismo año. Ha sido su hijo Luis quien ha cogido el relevo y, de la mano de su letrado y del juez del caso, Rafael Lasala, han logrado que se dé este esperanzador paso, en el que también se han involucrado el Grupo de Homicidios y el Instituto de Medicina Legal de Aragón. Para ello, han pasado por el mal trago de tener que exhumar los restos de Mercedes para recoger muestras biológicas que, con los avances científicos actuales, pueden ser utilizadas para resolver el caso.

"La herida se acaba de reabrir 24 años después y es muy duro. Llevamos tanto tiempo desmoralizados que necesitamos que ahora no se cierre en falso. Mis padres son ya muy mayores y lo están pasando muy mal. Y eso que a mi madre la mantenemos al margen de muchas cosas y no le contamos todo", explica Luis Lázaro.

Investigación secreta

Tanto él como su padre inciden en que tienen confianza en que todo lo que se está haciendo –que por ahora está secreto para garantizar el éxito de las investigaciones– sirva para algo. Sobre todo, para que mitigue en cierta forma todos los errores cometidos en el pasado, tanto policiales como médicolegales.

"Hubo fallos importantes de partida, como pensar que los dos asesinatos no tenían nada en común, cuando la mayoría pensábamos que guardaban ciertos parecidos. Pero la Policía tenía tan claro que había sido un vecino de la casa de Fueros de Aragón que dejaron de investigar otras hipótesis", señala el hermano de Mercedes.

Existió otro empecinamiento, corroborado por un error de la Cátedra de Medicina Legal de Santiago de Compostela, que fue dar por supuesto que unas manchas halladas en la gabardina de la joven eran de semen del agresor y, por lo tanto, iban a tener su ADN. En la creencia de que había posibilidad de identificar así al autor del crimen, decidieron tomar muestras de cabello a 37 personas –vecinos y gente del entorno de la víctima– para comparar los resultados y dar con el sospechoso. Al cabo de meses, el laboratorio gallego cambió su respuesta y dijo que no era semen, sino saliva. Al principio dijo incluso que era del agresor, pero al final resultó ser de la propia víctima.

A esto se sumó el retraso de la Cátedra de Medicina Legal de Zaragoza de aquella época, que dio repetidas excusas para no poder analizar las 37 muestras alegando que el trabajo era extremadamente laborioso y económicamente muy caro. Al final, ni siquiera se llegaron a analizar las muestras de los 37 candidatos, sino que se le pidió a la Policía que seleccionara a ocho entre los principales sospechosos. El resultado, obviamente, no podía ser otro que los fenotipos encontrados no coincidían con los hallados en las manchas de la gabardina de Mercedes Lázaro.

Mejores medios

En favor de la Policía y de los médicos forenses hay que decir que los medios tecnológicos que había entonces no son los que existen ahora y que los profesionales que fueron relevando a los anteriores se han interesado por resolver los dos crímenes.

Pero los fallos y las sorpresas desagradables siguieron produciéndose. A finales de 1999 se envió a la Comisaría General de Policía Científica de Madrid una serie de restos biológicos y efectos que estaban dispersos en distintos laboratorios para ser analizados de nuevo y comparados. El informe emitido en abril de 2000 por la mencionada comisaría llegó a identificar al posible agresor como mujer, pues se había encontrado un cabello que así lo determinaba. Luego resultó ser un pelo cuyo origen pudo estar en la autopsia de otra víctima y que se había incorporado por error a las pruebas de Mercedes.

Aquel año, la Policía Centífica madrileña pidió también permiso al juez para analizar las uñas cortadas a la víctima en la autopsia y poder obtener de nuevo su ADN, ante el trajín de las pruebas y la deficiente cadena de custodia. Entonces ya le advertía de que para hacerlo tenía que agotarlas, pues las muestras eran pequeñas. Al final, se han exhumado sus restos para tomar más muestras.

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