Los forenses no se creen que un bebé se cayera solo de la incubadora

Un informe del Salud no ve responsabilidad en el personal del Clínico y mantiene que la niña, de 1,8 kilos, empujó y abrió la puerta.

Foto de archivo de la unidad de Neonato del Clínico, donde ocurrieron los hechos en junio de 2016.
Foto de archivo de la unidad de Neonato del Clínico, donde ocurrieron los hechos en junio de 2016.
Oliver Duch

La inspectora del Salud que investigó el caso de la bebé sietemesina que se precipitó al suelo desde una incubadora del Clínico ha llegado a la conclusión de que el personal de la unidad de neonatos no tuvo ningún tipo de responsabilidad en el accidente, ocurrido la noche del 12 de junio de 2016. De hecho, su principal hipótesis es que la pequeña, de solo 1,8 kilos, pudo desplazarse dentro de la incubadora, aproximarse a una de las escotillas y abrirla con la cabeza o uno de sus brazos. Sin embargo, el Instituto de Medicina Legal de Aragón (IMLA) acaba de remitir un informe a la juez que lleva el caso en el que califica de "poco real" la versión oficial. Principalmente, alegan los forenses, porque un neonato de tan escaso peso "no tiene el mínimo tono muscular" para algo así.

Para que la instructora pueda valorar los hechos con unas nociones médicas básicas, el IMLA le recuerda que la postura de los niños prematuros "es muy diferente de la del bebé nacido a término, debido a que sus músculos no tienen fuerza aún para resistir la gravedad". "Nacer prematuro –añaden– hace que las articulaciones sean más laxas. Por tanto, es frecuente que se muevan poco y cuando lo hacen sea a modo de sacudidas". Por todo ello, insisten los forenses en que "es poco aceptable la hipótesis de que la niña pudiera romper con golpes la incubadora y alzarse hasta la escotilla (...), ya que el tono muscular no es el adecuado y suficiente para estos movimientos".

Sin embargo, según declaró la enfermera que se encontraba a cargo de la niña cuando se produjo el percance, un bebé prematuro tiene fuerza suficiente para empujar la escotilla desde dentro. "Y más este bebé en concreto, que siempre se ha mostrado muy movido e inquieto", dijo. Explicó también que la pequeña estaba al nivel de la escotilla porque le habían elevado ligeramente el colchón para evitar la regurgitación.

No funcionaba correctamente

Según el informe interno del Salud, que también conoce ya la magistrada, "en una incubadora que funcione perfectamente, aunque el niño se apoye o golpee sobre las puertas o escotillas, estas nunca deben abrirse desde dentro". Es más, la inspectora califica de "requisito imprescindible de seguridad" que las puertas solo puedan abrirse "desde fuera y accionando un mecanismo de seguridad". Y hace estas indicaciones porque la jefa de la unidad de Neonatos del Clínico le contó que habían comprobado que el muelle de cierre de la incubadora de la que se cayó el bebé no funcionaba correctamente.

Sobre el posible mal funcionamiento de la máquina, los forenses también tienen algo que decir. "Si la incubadora estaba rota (...) no es comprensible que puedan dejar a la neonata allí salvo que tengan claro que en su estado y con toda la monitorización, sus movimientos son tan mínimos que no existe racionalmente la posibilidad de que esto suceda", indican, refiriéndose a la versión de que la niña reptara hasta la escotilla, la empujara y la abriera. Los médicos del IMLA van incluso más allá y se preguntan cómo puede ser que el personal volviera a introducir a la niña en la misma máquina tras el accidente si sabían que estaba estropeada y podía volver a caerse. "Carecería de la más elemental de las lógicas", advierten en su informe a la juez.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión