La clausura de dos fincas de bodas de Zaragoza y los expedientes abiertos a otras siete ha revolucionado el sector en los últimos días. Los establecimientos y servicios de cáterin buscan una solución para obtener los permisos y licencias que les exige el Ayuntamiento de la ciudad tras recibir un aluvión de llamadas de los clientes que ya tienen reserva para celebrar su enlace este año, preocupados por una posible cancelación de su evento.

De momento, desde el área de Urbanismo ratifican los dos cierres notificados a la finca El Cantal (el 12 de enero) y a La Esencia (el 8 de febrero). Pese a que reconocen que el Consistorio “tiene en cuenta” la importancia de este sector en la capital aragonesa, sostienen que “para decretar una clausura hay que tener una seguridad total”, y en estos dos casos “así ha sido”.

En cuanto al resto de las fincas expedientadas -Tierrabella, Torre del Pino, Mirahuerta, Hacienda Las Flores, Almenara de Copau, El Rocío y La Quinta-, presentan diferentes anomalías, aunque la mayoría de las infracciones tienen que ver con la falta de una licencia de actividad que les permita explotar su negocio en suelo del término municipal de Zaragoza, tal y como recoge la Ley de Urbanismo de Aragón.

En principio, si no arrojan alguna deficiencia urbanística (como en el caso de las dos clausuradas) y “si cumplen los requisitos” para obtener la licencia de actividad, podrán funcionar sin mayores problemas en los próximos meses, con el arranque de la temporada de bodas.

En cualquier caso, el proceso de regularización se extenderá durante “semanas” por el número de expedientes en curso y porque, de hecho, las investigaciones siguen abiertas. Fuentes oficiales confirman que estas nueve fincas no son las únicas en recibir una visita de funcionarios del Servicio de Inspección Tributaria y de la Policía Local de Zaragoza, por lo que en los próximos días podrían registrarse nuevos casos de irregularidades.

Hasta 300 parejas en vilo

Por su parte, desde la Asociación de Hosteleros de Zaragoza (Horeca) esperan una resolución positiva del problema destapado en el sector, para el que reclaman la creación de una ordenanza específica. Además, piden “tranquilidad” a los clientes y confían en que los eventos previstos para este año se puedan celebrar.

El número de parejas que han reservado con alguna de las fincas afectadas es muy dispar, pero entre todas rondan los 300 enlaces programados. El negocio de las bodas mantiene un importante volumen de facturación pese al descenso de matrimonios de las últimas décadas. En España se mueven más de 1.200 millones de euros al año en un sector que implica a servicios como cáterin, orquestas, floristerías, moda, joyería, alquiler de vehículos...

Aún así, el número de bodas celebradas en Aragón se ha reducido a la mitad desde 1975, pasando de los 8.123 enlaces de entonces a los 4.163 de 2015. También han cambiado las preferencias en la celebración de los mismos, y ahora los matrimonios civiles ya representan el 60% del total. Además, si en el pasado el banquete habitual tenía lugar en un restaurante u hotel, en la actualidad las parejas optan cada vez más por las fincas a las afueras de la ciudad.

Fruto de este 'boom' por los entornos alejados y naturales se han ido abriendo numerosos establecimientos en la capital aragonesa, muchos de ellos sin control por parte de las autoridades, tal y como demuestran los resultados de la actual ofensiva del Ayuntamiento para regularizarlos.