El Ayuntamiento estudia admitir mascotas en el albergue municipal

"Prefiero dormir en un zulo que estar separado de mi perro", dice Giovanne, un indigente que vive en la calle.

Ismael, este miércoles en la plaza de España con su perro. El Albergue Municipal no admite todavía mascotas.
Ismael, este miércoles en la plaza de España con su perro. El Albergue Municipal no admite todavía mascotas.
Raquel Labodía

El Ayuntamiento de Zaragoza estudia reformar el Albergue Municipal para que los usuarios puedan estar en él con sus mascotas. Tal y como señaló la consejera de Derechos Sociales, Luisa Broto, en la última comisión, se trata de una "prioridad" incluida en los presupuestos que, siempre y cuando no suponga un "altísimo coste", será aprobada en 2017. "Es necesaria una redistribución para solucionar los problemas de accesibilidad, las condiciones de evacuación en caso de emergencia y la imposibilidad de que las personas sin hogar acudan acompañadas de sus animales", añadió Broto, en respuesta a una pregunta del portavoz de Chunta, Carmelo Asensio.


Hace tiempo que las asociaciones animalistas y otras entidades vienen exigiendo avances al respecto. Pacma presentó una moción que fue aprobada (sin consecuencias) por el Ayuntamiento de turno en mayo de 2014; el pasado verano, ya con Zaragoza en Común al frente, se puso en marcha 'Housing First' (Lo primero, la vivienda), un proyecto que incluye 10 pisos destinados a indigentes a los que sí pueden acceder mascotas. "Queremos que este Consistorio, que ya fue pionero en el siglo XX, lo vuelva a ser en el siglo XXI", sentenció entonces Broto respecto a esta iniciativa.


Ahora, aunque resalta que el edificio está "anticuado" y tiene "deficiencias", la consejera espera poder habilitar un espacio destinado a las mascotas, y que estas no tengan que ser acogidas temporalmente en los centros de protección. Traba baladí para unos e innegociable para otros, como  Giovanne, un indigente nacido en la República Checa hace tres décadas, que ha recorrido media Europa en busca de esa mejor vida que hoy no disfruta.


Ejerció como temporero en los campos de Francia y Alemania; el oficio de albañil le dio acceso a una vivienda digna en España, y con el despertar de la crisis volvió a la realidad de la calle. En ella pasa las horas, suplicando limosna o algo que llevarse a la boca. No tiene rumbo fijo de día; la noche le lleva al cobijo que aún conserva en las Delicias. Posee el carné de socio del albergue, pero antepone la compañía de su fiel amigo 'Bob' a la calefacción y al agua corriente.


"Desde que llegué, hace siete años, este perro me ha acompañado. No se me pasa por la cabeza separarme de él. Prefiero dormir en un local que no está acondicionado a acudir donde no es admitido", explica el joven, que reconoce no estar muy informado sobre las últimas novedades al respecto. "Si tú quieres, cuidan al animal en otro centro. Recuerdo que en su momento me lo ofrecieron, pero ahora tengo que consultar con la asistenta social cómo está todo", añade, ajeno a los últimos pasos dados por el Ayuntamiento, que sigue el ejemplo de otras ciudades como Vitoria o Pamplona.


Allí sí hay refugios que dan cabida a los animales, e Ismael, otro de los vagabundos que actualmente deambulan por Zaragoza, da fe de ello. "Pasé algunas semanas en un centro de Pamplona junto a mi perro. Aquí, al saber que no puede entrar, no me he planteado acudir", indica este alemán de 41 años que, como Giovanne, ha probado distintos países sin suerte. "Él ha sido mi compañero de viaje todo este tiempo. Ahora está enfermo de cáncer y creo que morirá en poco tiempo. No puedo separarme de él", concluye.


Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión