Juzgan a un acusado de colarse en la casa de su vecina, menor de edad, y violarla

La adolescente, cuyos padres estaban en el piso cuando se produjo la agresión, pidió ayuda a un amigo por Whatsapp.

Jonny Ernesto G. P., minutos antes de ser juzgado, la semana pasada.
Jonny Ernesto G. P., ayer, minutos antes de ser juzgado en la Audiencia Provincial.
Oliver Duch

El tribunal de la Sección Primera de la Audiencia de Zaragoza deberá decidir si Jonny Ernesto G. P., de 22 años, violó a su vecina, ahora de 18 años, un día de julio de 2014 tras colarse en su casa por una ventana y con los padres de la joven en la habitación de al lado, o si lo que ocurrió es que mantuvieron relaciones sexuales consentidas.


El acusado fue juzgado ayer en una vista oral que se celebró a puerta cerrada, a petición de la víctima. El fiscal pide para él una condena de 9 años de cárcel por violación, uno por allanamiento de morada, multa de 720 euros por una falta de lesiones y 12 años de alejamiento de la víctima. Mientras, la acusación particular, a cargo de la abogada Begoña Lorente, solicita 18 años de prisión ya que, además de una agresión sexual consumada, le atribuye una segunda en grado de tentativa por otra ocasión, ocurrida en junio del mismo año, en que entró en la casa por la ventana pero el ruido despertó a los padres y salió huyendo, y dos delitos de allanamiento. Por su parte, la defensa, ejercida por el letrado José Cabrejas, reclama la absolución.


Los hechos denunciados ocurrieron en la madrugada del 12 de julio de hace dos años. Tanto Jonny Ernesto G. P. como la víctima residían en el mismo inmueble del barrio de Las Fuentes y en la misma primera planta. Esta circunstancia le permitió, según las acusaciones, saltar desde su piso al de la chica y entrar por la ventana del cuarto de baño. La adolescente, que entonces tenía 15 años, denunció que su vecino se le sentó en la cama, la cogió del cuello con fuerza, le dijo que hacía tiempo que estaba enamorado de ella y, tras amenazarla para que no gritara, la violó. La joven aseguró que intentó zafarse de él, pero que no pudo y que tenía miedo de que le hiciera más daño si gritaba. En un momento, logró coger el móvil y enviar un whatsapp a un amigo pidiéndole ayuda, pero él la descubrió, le quitó el teléfono y la volvió a agredir sexualmente.


El acusado negó ayer estos hechos y dijo que las relaciones habían sido consentidas. Alegó que si lo denunció fue porque tenía un enfrentamiento con otro joven, amigo de la chica.


A consecuencia de estos hechos, la joven presentaba unas lesiones, calificadas de leves, que consistieron en dos arañazos en el cuello, uno en la parte superior de una mama y una erosión en la vagina. La forense declaró ayer estas heridas eran compatibles tanto con una agresión como con unas relaciones consentidas.


Durante la vista oral, se expuso el informe elaborado por la psicóloga y la trabajadora social en el que se afirma que el relato de la menor no es creíble. Las expertas explicaron que su versión tiene datos "inconsistentes" en relación a lo que cuenta y que es "confuso". Entre otras cuestiones, aseguraron que en ningún momento hizo mención a un objeto con el que fuera agredida en el cuello, cuando ayer aseguró ante el tribunal que le amenazó con un cuchillo. Tampoco les cuadró las explicaciones que dio sobre que no pidió ayuda a sus padres porque tenía miedo de que la culpasen de haber enviado previamente mensajes al denunciado que podían interpretarse como "provocadores".

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