"Te preguntas por qué le dejaron volver a subir tras el comportamiento extraño que todos le vimos"

David González viajaba en el autocar en el que se registró el incidente.

El momento en el que la Guardia Civil llegó al autobús, en el entorno del peaje de Pina de Ebro
El momento en el que la Guardia Civil llegó al autobús, en el entorno del peaje de Pina de Ebro

Una vez superado el susto inicial, David González, uno de los pasajeros de la línea que cubría la ruta Barcelona- Zaragoza en la noche del sábado, rememora los momentos vividos en el autobús. Después de la parada técnica que el vehículo realizó en el área de servicio de Montblanc, en Tarragona, González recuerda que el ahora detenido empezó a "mirar a un lado y a otro y a decir que ese no era su autobús". Otros pasajeros, afirma, ya habían detectado un comportamiento "raro" desde la salida en Barcelona. "Comentan que no paraba de un lado a otro y se quedaba mirando a los pasajeros. Yo solo me di cuenta en el área de servicio, cuando pasó a mi lado y también se me quedó mirando. Le vi un aspecto desaliñado, pero al principio no le di importancia", relata.


Fue entonces cuando el viajero de nacionalidad checa empezó a hacer preguntas y a tener un comportamiento más inquieto, según los testigos. "Al principio no era violento, solo hacía referencias a la Policía, y entonces el conductor le pidió que se bajara. Al comprobar que tenía billete, le dejó continuar", cuenta González. Sin embargo, se pregunta "por qué le dejaron subir al autobús en ese momento", cuando ya se había visto que no tenía un comportamiento normal. Porque, de haber llamado entonces a la Policía, dice, se habría evitado el suceso posterior.Una hora muy larga

Durante aproximadamente una hora de trayecto, hasta que el autocar llegó al peaje de Pina de Ebro, "fue de película", afirma González. "Todo el rato estaba cambiando de asiento, hablando por teléfono haciendo referencias a la policía y mirando al resto de pasajeros", cuenta. En ese tiempo, según este pasajero, el conductor le insistía en que se quedase en su sitio y no le distrajera. Pero a la altura del peaje, dice González, "no sé si vio un coche de mantenimiento que le pareció la policía o qué pasó, pero empezó a dar patadas a la puerta, se puso agresivo y se lanzó sobre el conductor".


Entonces, varios de los pasajeros se vieron obligados a intervenir para ayudar al chófer. Se produjeron varios volantazos y pitidos y el conductor tuvo que detener el vehículo, según el relato de González. "Afortunadamente, en ese momento el bus iba despacio. Si no, habría sido más peligroso", afirma. El chófer detuvo el vehículo y llamó a la Guardia Civil. Mientras, los pasajeros seguían reteniendo al viajero, que a pesar de ello logró romper la ventanilla –hiriendo al conductor– y escapar.


Finalmente, llegaron a la estación Delicias pasada la medianoche, más de una hora y media después de lo previsto. "La empresa a lo mejor debería tener un filtro porque con cosas así se pone en riesgo la seguridad del resto de pasajeros, y más vale prevenir que curar", zanjó González.

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