Casa Solans sigue vacía y sin planes ocho meses después de que se fuera la oficina de la ONU

Patrimonio pide un uso acorde a la estética del edificio y evitar la entrada diaria de mucha gente. Los vecinos proponen una oficina de Turismo y ZEC estudia instalar un programa de inclusión.

Aspecto reciente de Casa Solans, en el número 60 de la avenida de Cataluña.
Aspecto reciente de Casa Solans, en el número 60 de la avenida de Cataluña.
Raquel Labodía

Casa Solans, la joya modernista de la margen izquierda, corre peligro de permanecer más tiempo del debido en la larga lista de patrimonio zaragozano cerrado bajo llave. Este inmueble, que es propiedad del Ayuntamiento, sigue vacío desde que a finales del año pasado hiciera la mudanza la Oficina de la ONU para la Década del Agua. Desde entonces, hace casi nueve meses, el equipo de Gobierno municipal ha mostrado su intención de darle una nueva vida, pero nunca ha llegado a concretar nada. Además, el servicio de Patrimonio advierte de que al ser Bien de Interés Cultural (BIC) las modificaciones para adaptarlo a su nuevo uso son muy limitadas.


En el barrio quieren que Casa Solans sirva para dinamizar y dar lustre a esta zona del Arrabal. Rafael Tejedor, de la asociación de vecinos, considera que el edificio tiene que tener un "uso de ciudad", y plantea una posibilidad: "Se podrían instalar las dependencias del Patronato de Turismo del Ayuntamiento y, de paso, abrir una oficina para quienes visitan la ciudad". La socialista Lola Ranera, presidenta de la junta de distrito, cree que el objetivo debe ser "atraer gente al barrio". "Hay que conseguir que los vecinos de la margen derecha crucen a la izquierda, como se ha hecho con la Azucarera", añade.


Desde el equipo de Gobierno municipal apuntan que "hay varias opciones", pero no detallan cuáles son. La única que se hizo pública fue la de instalar una oficina de inclusión laboral, es decir, de búsqueda de trabajo para personas en situación de exclusión social. Lo anunció la concejala Arantza Gracia en el último pleno del distrito, aunque la idea no gustó en exceso a los vecinos. Estos piden poder participar en la elección del uso definitivo de Casa Solans y que se abra un proceso para elegir la mejor opción. Desde el Gobierno afirman que "se va a escuchar a todo el mundo" antes de decidir.


Buscar una nueva vida para Casa Solans no es fácil, ya que el valor artístico del edificio limita sus usos. El servicio de Patrimonio municipal, en una respuesta a la junta de distrito, informó de que se le puede dar "cualquier uso", pero que para favorecer su preservación "no es aconsejable destinarlo a usos intensivos, es decir, que supongan la presencia permanente de muchas personas o el trasiego habitual de demasiados usuarios o visitantes". Tampoco recomiendan implantar servicios que requieran una "ampliación de las necesidades de personal o de los espacios de uso", ya que implicaría la instalación de más mobiliario o compartimentar espacios.


El servicio de Patrimonio recuerda que al ser un BIC es obligatorio "mantener la distribución de los espacios y la personalidad de las distintas estancias de la casa y sus características formales", así como respetar las instalaciones y el mobiliario de época que alberga, procurando añadir "el mínimo imprescindible".

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