Retiran los últimos restos del Iceberg de la Expo 8 años después

La DGA aprovecha el bajo caudal del Ebro para eliminar anclajes abandonados en la ribera de La Almozara.

Trabajos de retirada de los últimos escombros del Iceberg de la Expo
Trabajos de retirada de los últimos escombros del Iceberg de la Expo
Heraldo.es

La sociedad Expo Zaragoza Empresarial, participada mayoritariamente por el Gobierno de Aragón, lleva a cabo estos días los trabajos de retirada de los anclajes y demás restos del Iceberg que todavía ensuciaban la ribera de La Almozara desde la celebración de la muestra en 2008.


La limpieza de la zona se lleva a cabo a petición del Ayuntamiento de Zaragoza y tras años de críticas vecinales por la presencia de esta chatarra, en su mayoría hierros oxidados, que suponían un peligro para los ciudadanos y para el ecosistema del río.


(Imagen del espectáculo del Iceberg durante la Expo de Zaragoza)

La DGA ha aprovechado el bajo caudal del río para retirar los escombros que todavía ensuciaban la zona. Para ello, "se realizan una pequeñas motas de no más de 40-50 centímetros que permiten, mediante bombas de achique, vaciar el agua interior y retirar los afloramientos de la cimentación", señalan fuentes del Ejecutivo autonómico.


Además, "no se aportan materiales del exterior del rio ni se retira nada del material existente por lo que no se modifica la composición del lecho del rio", confirman. Los trabajos tienen una duración de quince días, y está previsto que concluyan la semana que viene.


El Iceberg fue uno de los iconos de la Expo de 2008, gracias a una espectacular escenografía que ponía punto final, por la noche, a cada una de las jornadas de la muestra.


Su creador artístico fue Jaume Flor -de la empresa Focus-, fallecido pocos meses después de la ceremonia de clausura, en octubre de ese mismo año. En cuanto al Iceberg, terminó desguazado pese a las numerosas ofertas que tuvo para ser reubicado en otros lugares. Se barajaron plazas de la ciudad e incluso el parque francés Futuroscope se interesó por su adquisición.




Sin embargo, su alto coste de desmontaje y traslado -unos 400.000 euros-, sentenciaron al Iceberg definitivamente. Tan solo algunos de sus elementos, como los populares pingüinos, tuvieron salida a través de subastas posteriores.


Desde entonces, quedaron como señal de su presencia en el río los anclajes al suelo que ahora se están retirando, tras ocho años de críticas de diferentes estamentos sociales, deportivos y políticos. El último en pedir su eliminación fue el grupo municipal de Ciudadanos, que denunció a principios de este año que este "amasijo de hierros sobresalen en muchos momentos incluso 90 centímetros del nivel del río".

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