"Cuatro disparos seguidos, ha parado y ha vuelto a apretar el gatillo"

Los vecinos confundieron al principio las detonaciones con petardos. Después, al ver salir huyendo un coche, reinó durante unos minutos una gran confusión.

La Policía Científica señalizaba ayer el lugar donde fueron localizados los casquillos de las balas.
La Policía Científica señalizaba ayer el lugar donde fueron localizados los casquillos de las balas.
Guillermo Mestre

La psicosis desatada por los últimos atentados terroristas registrados en Europa hizo que ayer se vivieran escenas de desconcierto en torno a Aragonia. De hecho, las primeras informaciones hablaban de un tiroteo dentro del centro comercial, lo que desató cierta alarma e hizo que la Policía, Nacional y Local, movilizaran un importante número de efectivos. El hecho de que un vehículo de alta gama huyera a toda prisa y que un hombre quedara tendido moribundo sobre el asfalto aún alimentó más la confusión, ya que algunos testigos pensaron que las fugadas eran las agresoras, cuando en realidad eran las víctimas.


Los disparos se produjeron frente al portal que da acceso a los bloques 22, 24 y 26 de Juan Pablo II, al que flanquean una conocida cervecería y un restaurante italiano. "Han sido cuatro disparos seguidos, ha parado y ha vuelto a apretar el gatillo", explicaba minutos después del tiroteo un camarero del primer bar. Posiblemente, los escasos segundos que transcurrieron entre el cuarto y el quinto disparo fueron los que Juan Antonio Ruiz dedicó a dirigir el cañón de su arma contra su sien.


"Estábamos saliendo de la urbanización cuando hemos escuchado varias detonaciones. Al principio, hemos pensado que eran petardos, pero no hemos hecho más que cruzar la puerta y nos hemos encontrado con todo el jaleo", relataba una de las vecinas de las tiroteadas. Al tratarse de un conjunto residencial tan grande y llevar madre e hija tan poco tiempo viviendo allí, nadie logró al principio reconocerlas. Cuando lo encontraron malherido, el hombre tampoco llevaba encima la cartera, por lo que costó algo más identificarle.


Donde sí eran bien conocidos los tres implicados en el tiroteo es en la localidad zaragozana de Torres de Berrellén, donde se encuentra el chalé en el que vivieron hasta la ruptura matrimonial. El autor de los disparos es el dueño de Pinturas Odeón, empresa que tiene su sede en Pinseque, junto a la carretera de Logroño. De ahí que la familia fuera también bastante conocida en el sector industrial.


El negocio, que ha esponsorizado a distintos equipos deportivos durante los últimos años, funcionaba bien y permitía que el matrimonio viviera con desahogo. Sin embargo, todo apunta a que la separación –la pareja todavía no se habían divorciado– había abierto una disputa por el patrimonio familiar.


El Grupo de Homicidios de la Policía tomó ayer declaración no solo a la hija del matrimonio, sino también a varios testigos de los hechos. En cualquier caso, las pesquisas siguen abiertas a la espera de ver cómo evolucionan los heridos.

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