El proyecto de ley de Capitalidad de Zaragoza se retrasa hasta el otoño

El consejero de Presidencia del Gobierno de Aragón ha asegurado que la negociación "marcha por buen camino".

El consejero Vicente Guillén, ayer tras el Consejo de Gobierno.
El consejero Vicente Guillén en una imagen de archivo.
O. Duch

El consejero de Presidencia del Gobierno de Aragón, Vicente Guillén, ha asegurado este miércoles que la negociación con el Ayuntamiento de Zaragoza sobre el proyecto de ley de Capitalidad marcha por buen camino, pero su presentación se retrasará hasta el otoño para cumplir con el proceso de participación ciudadana.


"Las cosas están caminando muy bien" tanto por el tono como por los contenidos que se están analizando, ha asegurado Guillén, quien no obstante ha admitido que va a ser "muy difícil" cumplir el objetivo de tener el texto listo en junio, de forma que su remisión a las Cortes se retrasará hasta septiembre u octubre.


Ha apuntado que la "clave" del proyecto de ley es el reconocimiento de la "singularidad" de la ciudad, porque Zaragoza no es solo la suma del 50% de la población de Aragón, también es la capital y el "motor" de la Comunidad.


Por tanto, ha asegurado, la cuestión más trascendente del texto será cómo se refleja esa singularidad que el Gobierno reconoce, mientras que la financiación, el otro elemento "troncal", aún no se ha tocado y se abordará en una última fase, mediante un modelo de participación en los ingresos de la Comunidad, en el que entrarían todos los municipios, o del que se pueda plantear.


Ha explicado que para la redacción de la ley el gobierno y el ayuntamiento han creado un grupo de trabajo formado por técnicos de ambas administraciones para analizar todas las competencias, con una valoración económica, que hasta ahora se ha reunido en seis ocasiones y que ha tratado cuestiones como salud pública, consumo, voluntariado, mujer e igualdad, vivienda, medio ambiente y residuos, espectáculos públicos, protección civil y urbanismo.


Ha subrayado que el interés del Gobierno de Aragón en tener una relación con el Ayuntamiento de Zaragoza fluida y estable, que sirva para que los problemas que tienen los zaragozanos se puedan ir solventando poco a poco, y que espera que la ley salga bien o al menos con el acuerdo de las dos instituciones.