Edificios públicos (y vacíos) a la espera de uso

Algunos inmuebles del patrimonio arquitectónico de la capital aragonesa permanecen desocupados desde hace décadas.

Las obras de rehabilitación del teatro comenzaron en 2001 y se paralizaron dos años después.
Las obras de rehabilitación del teatro comenzaron en 2001 y se paralizaron dos años después.
pedro etura

Varios inmuebles de titularidad pública que componen el patrimonio urbanístico de la capital aragonesa languidecen sobre sus cimientos desde hace años, décadas incluso... permanecen vacíos de contenido a la espera de que las respectivas administraciones que los gestionan den una salida a estos espacios recuperando sus usos originales o adaptándolos a otras funciones que garanticen su futuro.


Entre ellos se encuentra el Teatro Fleta, una de las cicatrices urbanísticas de la ciudad, cuyo derribo ya se planeaba en 1981, que cerró sus puertas el 14 de enero de 1999 con la proyección de 'La máscara del zorro', su última película. “Aunque su continuidad está asegurada tras el acuerdo al que llegaron la Diputación General de Aragón y la hasta ahora empresa propietaria, Iris Park”, se informaba al día siguiente en HERALDO tras la compra del inmueble por el Ejecutivo aragonés, que entonces desembolsó 1.170 millones de pesetas.


Sin embargo, las obras de rehabilitación, iniciadas posteriormente tras un concurso de ideas que ganó el arquitecto Basilio Tobías Pintre, se paralizaron en 2003 ante la imposibilidad de realizar el proyecto de Tobías para habilitar el espacio como un gran teatro de la ópera. El Fleta fue catalogado como Bien de Interés Arquitectónico en 1986 por sus características arquitectónicas por el PGOU de Zaragoza y en 1996 fue incluido en el registro de la Fundación Docomomo Ibérico como una de las cinco obras más importantes del Movimiento Moderno en Aragón.


Inicialmente se planteó su uso como sede del Centro Dramático Aragonés y de la Filmoteca de Zaragoza. Más tarde, en 2009, desde la Consejería de Educación, Cultura y Deporte del Gobierno de Aragón se anunció que albergaría el Centro Dramático Aragonés, la Filmoteca de Zaragoza y la sede de la Corporación Aragonesa de Radio y Televisión (CARTV) y de Aragón Audiovisual. Pero el proyecto no llegó a materializarse.

Cierres por traslado

El Fleta es el primero de una lista de inmuebles que permanecen inactivos en la capital aragonesa. En ella también aparece la antigua Escuela de Artes y Oficios de Zaragoza, declarada Bien de Interés Monumental en el PGOU de Zaragoza y cerrada en 2009 para reubicar a su alumnado en un nuevo centro en el Actur. Su destino depende de la consejería de Educación, Cultura y Deporte del Gobierno de Aragón.


Desde este departamento se explica que si todavía no se ha actuado en este y en otros inmuebles se debe a que “este año se ha priorizado, sobre todo en cuestiones de patrimonio, el mantenimiento de aquellos edificios o Bienes de Interés Cultural (BIC) que urgían más, como el inicio de las obras de restauración en la sala capitular del Monasterio de Sijena”.


En el edificio de los antiguos juzgados de la plaza del Pilar, trasladados a su nueva sede de la Ciudad de la Justicia en 2013, está prevista la reocupación del inmueble por unidades del Gobierno de Aragón, según fuentes del Ejecutivo aragonés. Otro antigua sede judicial, la de Menores, en la calle de Lagasca, se incluirá, posiblemente, en un próxima subasta de inmuebles “aunque antes debe resolverse por el Ayuntamiento de Zaragoza la petición de incremento de edificabilidad para instalar una escalera exterior o ascensor que dé servicio a las plantas superiores”, precisan desde el Gobierno de Aragón. Ambos edificios están catalogados como Bien de Interés Arquitectónico, según el PGOU de Zaragoza.

Recinto Expo

El pabellón de España, catalogado como Bien de Interés Cultural y propiedad del Estado, es uno de los grandes olvidados del recinto Expo. En 2006, se anunció que sería la sede de la Ciudad del Cine y la Imagen tras la Expo. Y tras ella, que albergaría el Instituto del Cambio Climático. Frío, frío.


El pabellón de Aragón, otro Bien de Interés Cultural, también sufre en silencio a la espera de un comprador que dote de uso este espacio. Mientras, el pabellón Puente y la Torre del Agua, también siguen cerrados y solo han abierto sus puertas al público en contadas ocasiones tras la Expo 2008, casi siempre a instancias de la Asociación Legado Expo.


“El pabellón de Aragón es un inmenso nido de palomas con todas las fachadas pintadas, destrozadas por las ruedas de los chavales que patinan no sobre él sino contra él", cuenta Juan Ibáñez, representante de la Asociación. "Hemos denunciado muchas veces la situación y el deterioro de estos edificios, en los que no se ha querido hacer nada en ocho años”.


“También hemos solicitado una entrevista con el consejero José Luis Soro para hablar de todo lo relacionado con las pérdidas de oportunidades de turismo y hemos interpuesto una queja ante el Justicia de Aragón porque consideramos que se está perdiendo este patrimonio por no buscar una solución entre las diferentes administraciones”, subraya Ibáñez.


En relación al pabellón de España, el representante de la Asociación Legado Expo muestra su escepticismo: “Contactamos con la Delegación del Gobierno las suficientes veces como para saber que volver a hacerlo es perder el tiempo. Cada vez que lo hemos intentado nos han dicho que sí, que había intereses, que se iba a realizar un estudio definitivo... La última vez nos aseguraron que ya habían empezado las obras, que de una manera casi inmediata se realizaría una actuación en el edificio. Y nada”.

Inmuebles históricos

El Palacio de Fuenclara, la Imprenta Blasco, el taller de los hermanos Albareda o el antiguo cuartel de Pontoneros son otros edificios públicos, de titularidad municipal, que continúan sin uso hasta el momento, aunque en la actualidad se estudia un nuevo futuro para estos inmuebles. Pero entre tantas sombras, también hay alguna luz, como la reciente apertura del espacio creativo de la Harinera, en el barrio de San José, dedicado a la participación activa, el emponderamiento y la transformación del espacio urbano.


El arquitecto Carlos Bitrián, presidente de Apudepa, considera “peligrosa” la gestión del patrimonio público por parte de las administraciones aragonesas “porque acaba pareciendo que la existencia de patrimonio es un problema, en la medida en que está abandonado. Algo que han creado ellas por una actitud negligente”.


Según explican desde el Gobierno de Aragón el procedimiento de declaración de un bien como de Interés Cultural (BIC) es competencia de Patrimonio Cultural. Por otra parte, el Ayuntamiento de Zaragoza, en su PGOU, establece grados de protección para determinados edificios, que limitan las modificaciones que pudieran hacerse en ellos para preservarlos. También precisan que "cuando un BIC pertenece a una propiedad privada, esta tiene que hacerse cargo de la conservación pero al ser un bien catalogado, si no lo hace, el Gobierno de Aragón es quien debe responder".

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