Una peatón atropellada por un tranvía pide 44.000€ por daños

Demandó a Tranvías Urbanos que le reclamó 8.200 € por rotura de un cristal.

Foto de archivo del atropello en la calle Majas de Goya, la noche del 8 de mayo de 2013.
Foto de archivo del atropello en la calle Majas de Goya, la noche del 8 de mayo de 2013.
heraldo

El Juzgado de Primera Instancia número 18 de Zaragoza celebró ayer un juicio por la demanda civil interpuesta por una peatón que fue atropellada por un tranvía en el Parque Goya el 8 de mayo de 2013 y resultó herida muy grave. La vista oral se centró en si el conductor del tranvía (un italiano que no se personó en el juicio) actuó con diligencia suficiente al echar varias ráfagas de luz y no utilizar la señal acústica para advertir a los peatones porque eran las 22.15.


En la vista oral declaró un testigo del atropello, un conductor de un vehículo con el que estaba hablando la víctima, Piedad Ortega, y su cuñada, poco antes de producirse el siniestro. "Estábamos entre el carril del coche y del tranvía, pero de espaldas. Cuando se dieron la vuelta, el tranvía atropelló a Piedad y a su compañera no la cogió por dos palmos", precisó el conductor. La cuñada de la herida no pudo testificar ayer porque acababa de dar a luz.

¿Un accidente evitable?

Declararon dos peritos, uno por cada parte. Fernando Mateos, por la demandante, insistió en que el tranvía podría haber utilizado el claxon para evitar el atropello. Precisó que el accidente se produjo un mes después de la puesta en marcha del tranvía y los zaragozanos aún no estaban acostumbrados. Óscar Pérez, por los demandados, declaró que usar el claxon "es una hipótesis". Detalló que se mandaron las ráfagas a unos 30 metros de distancia y la caja negra del tranvía determina que el conductor bajó de velocidad desde los 38 km/h hasta los 10-16 km/h cuando alcanzó a la peatón. Agregó que la mujer solo anduvo un metro y 20 centímetros en menos de un segundo.


El abogado demandante, Rafael López Garbayo, recalcó que el conductor podía haber detenido el convoy o usar el claxon para "evitar" el accidente, "como dijo el informe policial". Por eso, achacó el atropello a la "falta de diligencia" del conductor como "factor determinante". Denunció el burofax recibido por la víctima para reclamarle el coste del cristal del tranvía, 8.200 euros, en lugar de preocuparse por su estado de salud; y le reclamó 44.000 euros por las secuelas sufridas.


Por su parte, el defensor de la aseguradora, Antonio Morán, destacó que el atropello se produjo por el despiste de la peatón al cruzar en rojo. "¿Qué más puede hacer el conductor, que frenó y había avisado de su presencia con las ráfagas?", se preguntó. "No existe el elemento objetivo de culpa", agregó el defensor.

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