Un vecino de Ricla mata a un joven de 23 años de un disparo en la cabeza durante una disputa

La víctima acudió con su novia a casa del agresor y este les tiroteó a ambos, aunque la chica pudo huir.

La Guardia Civil precintó ayer la casa del detenido.
La Guardia Civil precintó ayer la casa del detenido.
Aránzazu navarro

Robert Racolti, de 23 años y vecino de Ricla, falleció ayer por la tarde en el Hospital Clínico de Zaragoza a consecuencia de un disparo en la cabeza que efectuó presuntamente Francisco C., de 45 años, natural de la misma localidad y que está detenido por un delito de homicidio. El joven fue tiroteado el domingo por la noche y resultó gravemente herido. Los servicios sanitarios intentaron reanimarle en el lugar de los hechos y aún lograron trasladarle con constantes vitales al centro sanitario. Sin embargo, el proyectil le había destrozado el cerebro y prácticamente lo había dejado en muerte clínica, por lo que los médicos nada pudieron hacer por salvarle la vida.


El terrible y lamentable suceso se produjo sobre las 21.40 del domingo en una vivienda situada en el número 4 de la calle de Manuel Canela Lausín, junto a la plaza de Aragón de Ricla. En ese domicilio vive Francisco C., que conocía tanto a Robert Racolti como a la novia de este, una joven de 19 años que reside en la misma calle. Por motivos que por el momento se desconocen y que la Guardia Civil trata de aclarar, Francisco C., alias “Currito”, citó a ambos a través de un mensaje de Whatsapp y les pidió que acudieran a su casa para tratar sobre una cuestión de "papeles", según explicó ayer la madre de la muchacha.


La pareja se presentó confiada en el domicilio y, transcurridos unos minutos, se desató una discusión en medio de la cual el hombre sacó una pistola. La bronca continuó y, de pronto, Francisco C. comenzó a disparar. La joven reaccionó inmediatamente y logró salir corriendo de la casa. Nada más alcanzar la calle, gritó pidiendo ayuda a sus padres, que viven justo enfrente. Sin embargo, Robert Racolti se puso a forcejear con el agresor, que terminó disparándole un tiro en la cabeza.

Con el arma en la mano

Al oír los gritos de la joven, los vecinos llamaron rápidamente a los servicios de emergencia del 112 y tan solo cinco minutos después de recibir el aviso una patrulla de seguridad ciudadana de la Guardia Civil de La Almunia se presentó en lugar de los hechos, según informó ayer la Comandancia de Zaragoza. En el interior de la vivienda encontraron al joven gravemente herido y al presunto autor de los hechos todavía con el arma en la mano. Los agentes, según pudo saber este periódico, tuvieron que reducirle para quitarle la pistola pues manifestó su intención de seguir disparando. El herido fue atendido por personal sanitario en el mismo lugar del suceso y trasladado posteriormente en uvimóvil al Clínico.


En esos momentos, Francisco C. fue detenido por los funcionarios por un homicidio en grado de tentativa. Pero –probablemente hoy– será puesto a disposición judicial ya como presunto autor de un delito de homicidio consumado.


Los vecinos de Ricla no acertaban a encontrar un motivo para explicar por qué Currito ha cometido este crimen. Tampoco sabían de dónde había podido sacar la pistola y explicaron que normalmente no se le ha visto nunca con armas de fuego y que no es aficionado a la caza. El hombre no tiene antecedentes penales y no se le conocen, o al menos no han trascendido, otros episodios violentos.


No obstante, ayer aseguraron que últimamente se había "obsesionado" con el joven Robert Racolti y decía que se lo tenía que "cargar", aunque desconocían los motivos para tener ese enfrentamiento.


Sí que confirmaron que mantenía una aparente buena relación con la pareja y que solía tomarse consumiciones en los bares tanto con la víctima como con su novia. "No sabemos si entre ellos había algo más o no", insistieron.


La investigación, que está siendo llevada a cabo por la Unidad Orgánica de Policía Judicial de la Guardia Civil de Zaragoza, sigue abierta y la juez de La Almunia la ha declarado secreta. Hoy está previsto que el presunto homicida pase a disposición judicial.


Hasta ayer el último crimen cometido en Ricla había sido el de Pilar Cebrián, de 50 años, asesinada por su marido, Antonio Losilla Longares, que recientemente fue condenado por la Audiencia Provincial de Zaragoza a 16 años de prisión. Losilla mató a su esposa el 2 de abril de 2012 cuando esta le dijo que pensaba separarse. Luego descuartizó y enterró su cadáver, que nunca ha sido localizado

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