Los becarios universitarios llegan a los pueblos en verano

La DPZ y la Universidad de Zaragoza han lanzado un proyecto piloto gracias al cual 13 estudiantes han hecho prácticas en empresas e instituciones del medio rural.

Clara, Laia y Ainhoa, en la granja.
Clara, Laia y Ainhoa, en la granja.
T. Yagüe

Este verano está resultando diferente para los 13 estudiantes universitarios que han decidido hacer sus prácticas en empresas, entidades o instituciones del mundo rural. Alumnos de Derecho, Veterinaria, Enfermería, Trabajo Social o Bellas Artes aplican así los conocimientos adquiridos en las aulas a la realidad laboral en los pueblos.

La Diputación de Zaragoza y la Universidad de Zaragoza, a través de la Cátedra sobre Despoblación y Creatividad, han puesto en marcha este proyecto piloto. En su primer año, el programa Desafío permite que estos jóvenes puedan aprender y formarse en entidades tanto públicas como privadas ubicadas en municipios de menos de 3.000 habitantes. Además, lo hacen con una ayuda al estudio y con gastos de alojamiento (hasta 600 euros) y de desplazamiento (hasta 138 euros), una ayuda al estudio (340 euros) y la seguridad social. En el caso de la institución pública o privada, la iniciativa costea la ayuda al estudio y la seguridad social a cargo de la empresa. La aportación de la DPZ es de 9.000 euros. Está dirigido a los estudiantes matriculados en la Universidad de Zaragoza que hayan superado 90 créditos de su titulación y que no estén empadronados en la zona. El objetivo de esta iniciativa es facilitar el encuentro entre la oferta y la demanda de talento.

El convenio suscrito entre el presidente de la Diputación de Zaragoza, Juan Antonio Sánchez Quero, y el rector de la Universidad de Zaragoza, José Antonio Mayoral, establece que la DPZ difunde el programa Desafío entre los agentes socioeconómicos de la provincia que puedan estar interesados en participar o en promocionarlo. Por su parte, la Universidad de Zaragoza, a través de Universa, su servicio de empleo y orientación académica, selecciona a los estudiantes adaptando el perfil a las necesidades de esas empresas e instituciones.

"En la granja unimos la teoría con los años de experiencia"

Clara Burillo, Laia Piquer y Ainhoa Gil estudian Veterinaria en la Universidad de Zaragoza. Este verano han decidido cambiar sus localidades natales –Tarragona, Castellón y San Sebastián, respectivamente– por la granja de Tomás Yagüe en Cubel.

En este pueblo de 175 habitantes hacen prácticas en asistencia a partos y atención sanitaria a los animales de la explotación ovina durante 10 días. Antes pasaron también por allí dos estudiantes de la misma facultad. Para Tomás, su ayuda es importante en el trabajo diario: "Compaginamos su teoría con los años de experiencia. Lo ponemos en común y a todos nos aporta cosas muy interesantes". A través de un acuerdo de colaboración entre la facultad de Veterinaria y la explotación "vienen también estudiantes de prácticas a hacer algún trabajo de fin de grado".

Las jóvenes estudiantes reconocen que "el trabajo en la granja es duro, pero merece la pena". Las tres se conocían de la Universidad y están compartiendo horas de prácticas: "La facultad nos enseña conocimientos pero en la granja nos enfrentamos a la realidad laboral, cuando paren los corderos, o si hay que darles leche o curarlos". Su labor se prolonga durante todo el día. Es un periodo de prácticas intenso que les permite aplicar lo aprendido hasta el momento en las aulas.

Las futuras veterinarias residen durante estos días de formación en un apartamento que ha alquilado en el pueblo el dueño de la explotación ovina.

"El primer día vine nerviosa pero estoy aprendiendo mucho"

Marta Reinares decidió hace tres años emprender la aventura de montar una residencia de ancianos en Romanos. Hoy, de las 112 personas censadas en el pueblo, 37 corresponden a este proyecto (27 residentes y 10 trabajadores). Según relata, conoció el programa Desafío en una charla en Daroca: "Me pareció muy interesante, porque es la primera vez que vi que enfocaban el tema involucrando a la gente del territorio que luchamos contra la despoblación".

Por estas instalaciones, han pasado este verano dos alumnas del grado de Enfermería y una de Trabajo Social, que hace prácticas en tareas de gestión y dirección. Estos días siguen de prácticas dos jóvenes: Rocío Funes, estudiante de Enfermería, y Sara Peralta, que comenzará 3º de Trabajo Social. La colaboración entre este centro de mayores y los estudiantes resulta "muy gratificante" para ambas partes. "La experiencia está siendo muy positiva", dice Marta.

La misma opinión comparte Sara, de 24 años. "Me enteré de las prácticas y pensé que podía ser una buena opción para este verano". Tal y como señala: "El primer día viene muy nerviosa porque no sabía a qué me iba a enfrentar. Ahora me planteo dedicarme a la tercera edad porque me gusta y estoy aprendiendo muchísimo".

Ella llegó el 13 de agosto y estará en la residencia Campo Romanos hasta el 7 septiembre: "Apuro casi hasta el último día antes de empezar las clases. Me está dando pena que se acabe, y pagaría por poder estar un mes más".

"Es una experiencia positiva a nivel personal, académico y laboral"

Prácticas en gestión municipal, en la escuela infantil y en actividades de dinamización turística y promocionales. El Ayuntamiento de Herrera de los Navarros decidió sumarse al programa Desafío porque, según su alcalde, Enrique Felices, es "una iniciativa interesante".

"Recibimos un correo desde la DPZ informando de este proyecto y pensamos que era positivo recibir a gente joven que pudiera comprobar que se puede vivir en los pueblos y hacer actividades", afirma. De esta manera, la localidad zaragozana recibió a Ester Gimeno, Paula Solanilla, Paul Narváez y Carla Castillo (que ya ha acabado su periodo de formación). Los tres primeros seguirán aprendiendo y trabajando en Herrera hasta mediados de septiembre.

El Ayuntamiento ha contado así con la ayuda de una alumna del grado en Maestro de Educación Infantil, un estudiante de Márquetin e Investigación de Mercados y dos del grado en Derecho. Una de ellas, Paula Solanilla, de 25 años, cuenta que han llevado a cabo labores de administración, revisando también licencias ambientales y de obras: "En realidad, no había hecho nada de esto. Terminé la carrera y estoy opositando". Ella, al igual que sus compañeros, resume su experiencia este verano: "Está siendo muy buena, tanto a nivel personal como académico y profesional". "A la hora de trabajar te tienes que ver en situaciones en las que estás solo y es un manera de espabilarnos. En general creo que nos está viniendo muy bien", afirma.

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