Salvar a las carpas... ¿o dejarlas morir?

Al enterarse de que los pescadores de Aragón estaban rescatando a las carpas encalladas por las riadas, los ecologistas piden que dejen de hacerlo.

Carpa a medio devorar en un campo de Zaragoza
Carpa a medio devorar en un campo de Zaragoza
P. Z

Desde las últimas riadas, los pescadores aficionados a la modalidad de captura y suelta han estado peinando los campos de las comarcas ribereñas con la intención de rescatar a los peces que habían quedado encallados en los campos inundados. Fundamentalmente carpas. Las asociaciones de pescadores de la zona calculan que han rescatado a más de 1.500 peces de esta especie, aunque también alguna madrilla, barbos e incluso algún pez fraile. Estos últimos, por su tamaño, resultan mucho más difíciles de ver.

Sin embargo, al enterarse de la noticia, los grupos ecologistas de Aragón se han llevado las manos a la cabeza y piden a los pescadores que, por favor, dejen morir a las carpas. Un pez que, aunque llegó a los ríos aragoneses en la época de los romanos, está catalogado como especie invasora porque perjudica al resto de plantas y peces que viven en nuestros ríos.

Luis Tirado, delegado territorial de SEO Bird Life en Aragón, dice entender perfectamente el sentimiento de los pescadores aficionados a la captura y suelta, práctica deportiva que califica, además, como "totalmente sostenible y fantástica" siempre y cuando se lleve a cabo con especies autóctonas.

Tirado especifica que, dentro de las especies que no son propias de la región, la carpa causa problemas ambientales muy importantes. "Por su sistema de alimentación en el fondo, producen una elevada turbidez del agua, impidiendo que entre la luz y por tanto que las plantas acuáticas de agua dulce hagan bien la fotosíntesis. Lo que provoca, a su vez, una muerte del ecosistema", expone Tirado.

Es por este motivo por el que los portavoces de distintos grupos ecologistas con presencia en Aragón consideran que, si las inundaciones han dejado varadas a miles de carpas en los campos ribereños, "lo idóneo" es que esos ejemplares no vuelvan más el ecosistema. "Al devolverlas al río estamos, dañando al resto de especies de peces", afirma el delegado de Seo Bird Life. Tirado pone como ejemplo opuesto al barbo. Este pez es autóctono y también es una especie de fondo que, sin embargo, no produce esa turbidez del agua, por lo que no perjudica al resto de especies propias del tipo de ríos que tenemos en Aragón.

La carpa es una especie propia de los países de Europa del este. "Allí -explica Tirado-, los lechos son de otro tipo y los caudales son más constantes y elevados a lo largo del año. No hay tanta sequía en verano ni tantos remansos con poca cantidad de agua como aquí. En los remansos, cualquier cambio que hacemos en la turbidez afecta enormemente al ecosistema mientras que en otros ríos europeos el ecosistema propio es compatible con la carpa".

No culpabilizar

De todas formas, Tirado insiste en que no se debe culpabilizar a los pescadores: "Hasta hace poco tiempo era el propio Gobierno de Aragón el que autorizaba y fomentaba la introducción de especies invasoras en nuestros ríos. La legislación al respecto es reciente y hace falta un poco más de tiempo para que cambie la forma de pensar de los pescadores. La inercia que tienen con la carpa es entendible, aunque no razonable desde el punto de vista ambiental".

José Antonio Domínguez, portavoz de Amigos de la Tierra Aragón, sí califica de "reprobable e injusficada" la intervención de los pescadores para tratar de salvar a las carpas varadas. "Estamos ante un fenómeno de mortalidad natural (...) millones de peces han quedado aislados en zonas alejadas del río pero no ello no quiere decir que haya que ir a rescatarlos. Esos peces están sirviendo de alimento a garzas y garcillas, cigüeñas y milanos, que los capturan cuando el agua baja, o a gaviotas, zorros y tejones que devoran sus restos (...) Si la inundación perjudica a los peces, multitud de animales se benefician de ello y su reproducción puede verse facilitada al tener disponible un plus de alimento". Domínguez va más allá y recrimina a las autoridades ambientales "su inacción" ante el rescate de estos peces. Tanto desde el Seprona como desde del departamento de Desarrollo Rural y Sostenibilidad del Gobierno de Aragón prefieren no pronunciarse al respecto de momento.

¿Ecologismo?

José Manuel Martos, presidente del Club Meandros del Ebro y uno de los más de 130 pescadores que llevan tres semanas devolviendo peces al río, sí responde. Por un lado, como otros aficionados, no comprende que una especie que lleva más de 2.000 años en Aragón se siga considerando invasora. Por otro, considera que no hay suficiente animal como para devorar los miles y miles de ejemplares de entre 5 y 6 kilos que han quedado varados. "¿Acaso no es ecologismo lo que hemos hecho nosotros?", se pregunta este pescador mientras informa de que las labores de rescate continúan.

Rescate de carpas en los campos inundados por las crecidas



 

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