En busca de un hogar para Jenny

Esta pollina nació mientras era desalojada durante la última riada del Ebro y, desde hace 15 días, permanece en un terreno cedido por una voluntaria junto a otros animales.

Jenni nació mientras era desalojada durante la última riada del Ebro
Jenni nació mientras era desalojada durante la última riada del Ebro
C. I.

Susana Moliner accedió este lunes por primera vez a su terreno ubicado en Utebo tras el paso de la crecida del Ebro que tuvo lugar hace poco más de dos semanas. Hasta ahora, el barro y las zonas todavía encharcadas le habían imposibilitado el acceso. “Tuvimos que acceder con botas para andar por el lodo. Está todo destrozado, las casas de los animales derruidas y el huerto completamente echado a perder”, describe la zaragozana.

En su caso, durante la jornada del jueves 12 de abril –cuando se anunció que el pico más alto de la avenida del río pasaría por la capital aragonesa-, Moliner, que trabaja como auxiliar de enfermería en un centro hospitalario zaragozano, decidió evacuar a todos sus animales. Esa noche, el agua había comenzado a entrar a su campo, al día siguiente el nivel superaba los 2 metros.

“En 2015 fue bastante peor. Recuerdo que un vecino me cedió su nave para alojar a mis animales y estuvimos allí dos meses hasta que pude reconstruirlo todo. Por aquel entonces nos dijeron que era una avenida extraordinaria pero está claro que no. Ahora no pienso volver”, reivindica.

Mientras desalojaba a todos sus animales, entre los que se encuentran varios burros, cabras, perros, patos y gallinas; una de sus burras, Tana, dio a luz a una pollina, Jenny, que nació durante el desalojo, seguramente debido al estrés del transporte. “En clase nos contaron que en inglés burra se dice ‘Jenny’, por lo que decidí que si era hembra la llamaría así”, explica la zaragozana, que cursa 5º de Veterinaria y se vio obligada a asistir el parto.

“Jamás pensé que me tocaría hacer algo así, de normal los burros dan a luz ellos solos pero esta se adelantó por los acontecimientos y se encontraba descolocada por el traslado. La verdad es que, dentro de lo malo, fue una experiencia muy bonita”, relata.

Desde entonces, hace más de 15 días, permanece junto al resto de animales en el terreno cedido por Lorena, una voluntaria de la protectora Sonrisa Animal de Utebo, que le asistió durante toda la tarde del jueves hasta pasada la media noche. “Tengo claro que no quiero volver. Ya tuve que volver a reconstruirlo todo una vez y ahora lo he perdido de nuevo. Quiero vivir sin estar pendiente de la amenaza del agua constantemente, es una angustia”, asevera.

Para ello, la zaragozana ha iniciado una campaña en redes sociales, de momento sin demasiada fortuna. “Tiene que haber un sitio por ahí en algún lado, no busco grandes lujos, solo un espacio para empezar de cero”, admite. Las características de este nuevo hogar son: que se ubique como máximo a 40 km de Zaragoza, con un terreno de unos 2.500 metros y por unos 500 euros al mes: “No quiero que nadie me regale nada, solo un nuevo lugar para vivir”.

Hasta la fecha, le han llegado varias proposiciones, sin embargo ninguna se adaptaba a sus necesidades. “Me ofrecieron una en Tudela, pero no puedo dejar mi empleo. Otra con muy poco espacio para trasladar a todos los animales… y otras que no podía permitirme por el precio. Pero no desisto. En algún lugar tiene que haber algo para mí”, asegura.

La labor de los voluntarios

Moliner destaca la encomiable labor de los voluntarios, más de 200 personas que se volcaron a la hora de socorrer a los animales en riesgo de sufrir daños a causa de la riada día y noche. “Desde que comenzó la evacuación conté con ayuda de la Policía Local, del Ayuntamiento y en mi caso de los voluntarios de Sonrisa Animal”, asegura.

Sin embargo, afirma que hoy son “muy pocos” quienes se preocupan por ellos, entre ellos, los integrantes de la  protectora Sonrisa Animal. “Nos pidió ayuda cuando vio que llegaba el agua el jueves por la mañana, estaba muy asustada”, recuerda Carmen Cabeza, presidenta de la protectora. Un total de ocho personas se acercaron hasta su terreno el 12 de abril, hasta pasada la media noche.

“Después de lo ocurrido no puede regresar a ese terreno, porque se va a volver a repetir. Necesita un nuevo espacio, no inundable, y donde pueda establecerse en condiciones”, asegura Cabeza.

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