Adrián Tello: "La Muela no puede pagar constantemente lo que hizo Pinilla"

Es uno de los alcaldes más jóvenes (1984). Este ingeniero técnico Forestal entró de edil de CHA en 2011 y desde 2015 lidera el pueblo al que marcó la Operación Molinos.

La Muela pasó de salir en los medios por los viajes al Caribe y los aerogeneradores a hacerlo por el mayor caso de corrupción urbanística de Aragón.

Se veía venir. Hubo un periodo transitorio cuando HERALDO empezó a publicar entrevistas e informaciones donde ya se veía que esto empezaba a ir por otros derroteros.

Aún no estaba en el Ayuntamiento cuando se destapó la Operación Molinos. ¿Cómo la vivió?

Hubo sorpresa relativa. No es lo normal encontrarte un día el pueblo lleno de Policía Nacional. La historia de La Muela ha pasado del blanco al negro, hay un antes y un después de ese día.

¿Cómo afectó al pueblo?

Hubo una división tremenda. Había dos bandos muy diferentes: los que apoyaban a Mariví –María Victoria Pinilla, la exalcaldesa de La Muela que fue condenada a 17 años de cárcel por 14 delitos vinculados con la corrupción urbanística–. Desde 2008 se veía que había dificultades económicas y habría que haber modulado mucho más los gastos.

¿La sentencia no satisfizo al Ayuntamiento?

No, solo nos indemnizaba con 300.000 euros y por eso recurrimos. El Ayuntamiento recaudó más con los acuerdos previos que con la propia sentencia. Lo malo es que esto puede demorar el proceso dos años y que acabe el mandato y no esté cerrado el asunto, cosa que ha exasperado a la gente, que ve cómo Mariví sigue aquí haciendo vida normal.

¿Los flecos judiciales heredados en cuánto se cuantifican?

Los dos últimos créditos del Ministerio, de los Fondos de Ordenación, suman unos 7,5 millones, que se destinarán a pagar sentencias firmes. Otros 4,7 millones son para pago a proveedores. En total hay unos 14 millones de deuda. Hemos ampliado en tres años la amortización, pero al menos no se nos comen los intereses.

¿Está normalizada la situación?

Los últimos años de Pinilla fueron una auténtica desidia. A nosotros nos ha tocado darle la vuelta. Al menos ahora hay una estabilidad de la que sabes que se saldrá, aunque con años. Los proveedores cobran cada 45 días, los trabajadores perciben sus nóminas, se asumen los gastos, no hay más cortes de luz y con el poco dinero que te dejan, haces cosas para el pueblo…

Su elección como alcalde le sorprendió incluso a usted. ¿Cómo valora el tripartito (CHA-PSOE- Ganar La Muela)?

La investidura fue a las 10.00 y a las 9.30 el PAR dijo que nos apoyaba. Es casi un cuatripartito. La cosa va bien. En los pueblos es diferente. Aquí no pasa como en el Ayuntamiento de Zaragoza ni en el Gobierno de Aragón y aprobamos presupuestos y fondos.

Quitó las dedicaciones exclusivas. ¿Cree que un Ayuntamiento como este no merece un sueldo?

Había que demostrar a la gente que no veníamos al Ayuntamiento a beneficiarnos y, además, la situación económica no lo permitía. Había unos 450.000 euros en las cuentas bancarias y con eso teníamos que pagar las nóminas y la obra de la sección del instituto. Teníamos embargadas algunas cuentas. Soy el primero que digo que el trabajo tiene que ser remunerado y aquí se dedica mucho esfuerzo y todas las horas son pocas.

Este año lideraron la subida del IBI. ¿Cómo viven los vecinos que tras años de despilfarro se les suban los impuestos?

A las actualizaciones de los valores catastrales se ha sumado que se está haciendo una regularización. Las medidas tributarias exigidas por el Ministerio en nuestra situación son que no pueden bajar los impuestos. Cada modificación fiscal tiene que ser para mantener o subir impuestos.

El pasado junio envió una carta al presidente aragonés, Javier Lambán, pidiendo el amparo del Ejecutivo por la situación de asfixia económica…

Nunca recibimos respuesta. En ese tiempo salió el segundo fondo de ordenación de 900.000 euros que nos dio estabilidad.

¿Los políticos aragoneses reniegan de La Muela?

Ha habido reniego, pero hay que intentar volver a normalizar las relaciones con la administración. Hay cuestiones técnicas, como la de la vía pecuaria que condiciona el plan urbanístico, que lleva atascada mucho tiempo y es crucial. Los últimos años es constatable y notorio que aquí han hecho como el avestruz y han escondido la cabeza. Hay que reforzar, ampliar y volver a la normalidad porque el pueblo de La Muela no puede estar pagando constantemente lo que hizo Pinilla.

Fue una política caprichosa y ahora tienen tres museos, una plaza de toros cubierta e instalaciones deportivas imposibles de mantener. ¿Cómo están?

Si mantuviéramos estas instalaciones, no conseguiríamos superávit. Es carísimo. Se hacen visitas a demanda, pero los tres museos están cerrados. La piscina cubierta, no hay cuenta posible que lo saque, y la plaza de toros solo se usa para las vaquillas.

¿Qué demandan los vecinos?

Desde 2008 no se habían asfaltado ni arreglado tuberías en La Muela. Con el Plus lo vamos a hacer. Las obras para llevar el gas al casco urbano acaban de terminar. La gente es consciente de que estamos atados, pero que hacemos cosas en la medida en que se puede. Los vecinos siguen reclamando infraestructuras a nivel autonómico: se ha creado una plataforma por una segunda escuela, piden que se complete la sección del instituto y que el consultorio pase a ser centro de salud.

En 2006 autorizaron 188 casas nuevas, frente a una en 2016. Quedan casi 400 viviendas construidas y sin vender. ¿Cuáles son las expectativas urbanísticas?

La gente está volviendo a venir. La Muela estaba en 4.900 empadronados en 2014 y ahora hay 5.290. Ha habido un repunte y hay que darle estabilidad y continuidad. La llegada de Bonárea a Épila también nos beneficiará. Pero antes hay que resolver el tema de la vía pecuaria.

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