Las algas no solo afectan a los deportistas. Negocios como el restaurante del Club Náutico, llamado ahora Tres Mares, también han sufrido el problema. Sus empleados reconocen que la situación era "bastante desagradable", ya que hacían que en el entorno se acumulasen botellas, bolsas e incluso peces muertos y daban una mala imagen.

Pese a que el problema "ha remitido desde el domingo", los macrófitos no pasaron desapercibidos. "Dimos parte a dirección", admitió una de sus trabajadoras. Aunque el establecimiento no está al nivel del río, ofrece servicios a sus clientes en la zona baja.

Las algas llegaron a generar "verdaderas molestias". "Había clientes que lo comentaban. No era agradable programar actividades infantiles con ellas al lado", añadió. Las quejas se produjeron, sobre todo, por los malos olores y por la presencia de mosquitos, que han acribillado ya a más de un deportista. En el Club Náutico, algunos exhibían ayer sus maltrechas piernas y brazos, atacados por la mosca negra.

Los macrófitos, en todo caso, parecen no afectar a todos por igual. El colectivo Ebronautas, que ofrece paseos en piragua o kayak por el río, asegura haber podido desarrollar sus actividades con normalidad. "Tendemos a movernos por muchos kilómetros de río y podemos sortearlas. Imaginamos que a nivel competitivo habrá más afecciones", explicaron ayer fuentes de la agrupación.

Lucha contra la mosca negra

Unos y otros confían en que la lucha contra la mosca negra surta efecto, aunque las "nubes de mosquitos", frecuentes estos días en la ribera, no invitan al optimismo. El Instituto Municipal de Salud Pública ha vertido ya al menos 500 litros de larvicida natural en distintos puntos del río Ebro, como la pasarela del Voluntariado o el puente de Piedra.

Los resultados, perceptibles en unas semanas, evidenciarán si es necesario seguir actuando o si su presencia ha remitido. Hasta entonces, se sigue recomendando a los paseantes vestir camisetas y pantalones que cubran el cuerpo.