Las quejas por la mosca negra aumentan y el Ayuntamiento analizará su presencia en el Ebro

Los técnicos comienzan a recoger muestras para comprobar si hay ejemplares en las riberas. Los tratamientos consistirán en fumigar las larvas para frenar su reproducción.

El escaso caudal del Ebro, ayer de solo 33 m3 por segundo, favorece la presencia de algas y la cría de larvas de mosca negra.
El escaso caudal del Ebro, ayer de solo 33 m3 por segundo, favorece la presencia de algas y la cría de larvas de mosca negra.
Laura Uranga

Los técnicos del Instituto Municipal de Salud Pública comenzaron ayer a tomar muestras de la presencia de mosca negra en las riberas del Ebro para decidir si empiezan de forma inmediata o no con los tratamientos para frenar su reproducción y colonización. El Ayuntamiento de Zaragoza lleva ya varios años ocupándose del control de este insecto, que puede causar dolorosas y molestas picaduras. En las últimas semanas, las quejas ciudadanas por las mordeduras de este invertebrado se han disparado.

Fuentes municipales explicaron ayer que ahora se analizarán las muestras tomadas en el Ebro y los expertos decidirán si comienzan con su erradicación. La única manera de frenar su expansión es acabar con las larvas, que crían normalmente en las algas acumuladas en las orillas del río. La ausencia de precipitaciones de los últimos meses, tanto en la capital aragonesa como en todo el eje que nutre el Ebro, ha motivado una escasez de caudal y, en consecuencia, de crecidas que hayan limpiado toda esa vegetación que se acumula en las riberas. Estos macrófitos y las altas temperaturas favorecen especialmente la reproducción de estos simúlidos. Por ello, aunque todavía es pronto para evaluar su impacto, los expertos no descartan que este año la mosca negra pueda causar más problemas que los últimos veranos.

Las mismas fuentes municipales destacaron, no obstante, que los técnicos tienen que comprobar la presencia de larvas en el término municipal de Zaragoza, ya que reconocieron que pueden haber volado hasta la capital procedentes de fuera del término municipal, donde el Ayuntamiento no tiene competencias para actuar. Precisamente, hace tres años que el Gobierno de Aragón no destina una subvención específica para el estudio y seguimiento de estos invertebrados ni reúne al grupo de expertos que se creó cuando el número de estos insectos se multiplicó.

Siete años de mordiscos

Fue en el año 2010 cuando se detectaron los primeros ejemplares de mosca negra, pero los problemas más importantes se registraron durante 2011 y 2012. Si en 2009 apenas se contabilizaron 10.000 atenciones por picaduras en Zaragoza, en 2011 se llegó a cerca de 22.000 (30.000 en toda la Comunidad aragonesa). Durante los últimos tres años, sin embargo, este artrópodo ha dado una tregua. Según datos recogidos en el boletín epidemiológico de Salud Pública, los centros de salud atendieron en 2016 20.059 consultas por picaduras de insectos en Aragón.

Los expertos en Salud Pública reconocieron en octubre del año pasado que es importante tener en cuenta que "no todas las mordeduras de mosquitos requieren asistencia sanitaria" y de las que lo hacen, no todas acuden al sistema público de Atención Primaria. Sin embargo, concretan, este sistema de vigilancia sirve como "herramienta" para evaluar el impacto de las picaduras respecto a los años anteriores.

Protección ante la mordedura

El ataque de estos pequeños insectos en principio no acarrea mayores problemas para la salud, aunque sí puede ser bastante doloroso. En la temporada de máxima actividad, los expertos aconsejan usar repelentes, pantalones largos y no frecuentar las zonas de hierba corta y las cercanas a las riberas, aunque esta mosca puede actuar en un radio de 30 kilómetros. Precisamente, algunos entrenadores de centros deportivos que hacen prácticas en las riberas han alertado a los padres de la presencia de este tipo de insectos durante las últimas semanas y de las molestias que ocasionan, y han aconsejado tomar las medidas oportunas para evitar las picaduras.

Las heridas que provocan estos insectos son diferentes a los habones de los clásicos mosquitos. La mosca negra normalmente desgarra la piel y es lo que ocasiona los problemas (incluso por las alergias y reacciones que se producen). En los últimos años no solo los humanos han sufrido los ataques de estos vectores sino también los animales.

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