La venta ilegal persiste en la explanada del rastro en pleno día pese a la vigilancia policial

No esperaron ni 24 horas. Decenas de vendedores sin licencia regresaron ayer a la explanada del rastro, en el parquin sur de la Expo, tras el dispositivo del sábado que impidió que extendiesen sus mantas por la noche. Agentes del sector 3 de la Policía Local y de la Unidad de Protección Ambiental y Consumo (UPAC) actuaron desde primera hora y retiraron contenedores enteros de material ilícito. El problema, según agentes consultados, es que suponen ya "prácticamente el 60% de los que se instalan en el mercadillo de antigüedades".

Entre tres y cuatro patrullas (a razón de un total de seis u ocho policías) vigilan cada domingo la explanada, esfuerzo que, según las mismas fuentes, resulta insuficiente. Policías y personal de FCC recorren los puestos contenedor en mano en busca de mercancía ilegal. Lo hacen al menos dos veces al día. La primera inspección comienza alrededor de las 8.00 y la segunda, sobre las 11.30 (hay días en que se realiza una tercera antes de cerrar). Distinguir legales de ilegales resulta complicado, ya que todos los productos que allí se venden son de segunda mano (muchos son robados o proceden de la basura). Las dudas, no obstante, se disipan al preguntar de quién es el puesto y solicitar el carné y la licencia correspondiente.

Ayer, la revisión de las 11.30 (realizada en varios pasillos a la vez) terminó con al menos dos contenedores llenos. Se tiraron bolsos, zapatillas de deporte, platos, vasos de cristal... Fueron a la basura puestos enteros (manta incluida). "¿Pero por qué tiran unas cosas sí y otras no?", se preguntó Víctor Vegas, uno de los cientos de zaragozanos que se acercó hasta la explanada. La respuesta, según los agentes consultados, está en el reglamento del rastro, que prohíbe la venta de ropa usada, fruta, verdura... En el mercadillo de antigüedades, por ejemplo, tampoco pueden ponerse a la venta productos a estrenar.

Lo habitual, según los trabajadores de FCC, es que solo en el segundo turno se llenen "de cuatro a diez contenedores". Hay vendedores que, tras cerciorarse de que los agentes ya no están cerca, acuden a recuperar parte de sus pertenencias. Los productos se retiran, sobre todo, por incumplir la normativa y "por motivos de higiene". También se presta especial atención a las falsificaciones de bolsos y zapatillas.

Orlas, verdura, herramientas...

Entre los puestos ilegales puede encontrarse de todo. Hay orlas, diplomas, ordenadores portátiles, de sobremesa, cargadores de móvil, películas en Blu Ray, videojuegos, equipos de sonido, libros, verdura, bicicletas, televisores, herramientas, cuadros, planchas, jaulas para pájaros... Quienes operan sin licencia no solo se arriesgan a perderlos. Sus comportamientos, sobre todo en caso de reincidencia, pueden ser objeto de sanción, aunque el atasco existente en Servicios Públicos por la falta de personal hace que muchos no lleguen a abonarlas.

El despliegue policial llamó la atención de propios y extraños. El efecto, en todo caso, duró unos minutos, ya que otros vendedores sin licencia ocuparon los huecos libres. Los hubo, no en vano, que desplegaron sus mantas entre los puestos legales. Entre los que sí tienen licencia había opiniones enfrentadas. "Me parece muy mal que esto se permita. Nosotros apenas tenemos para pagar con lo poco que vendemos", aseguró Juan Jiménez. David Fernández, en cambio, opinó que "también tienen derecho a comer". "Sus productos no se pueden comparar con los nuestros", argumentó.

A Enrique Salazar, los vendedores sin licencia no le molestan "para nada". "No hacen mal a nadie, pero actuar es cosa de la Policía", razonó. A otros como José Antonio Jiménez la situación les da "un poco igual" siempre que las ventas se mantengan.