El vecino que causó la explosión en Tenor Fleta acumuló gas en su casa durante hora y media

El hombre, que sigue en la uci, desenroscó la válvula de paso voluntariamente y esperó en el salón. No tiene seguro.

La cocina fue el epicentro de la explosión.
La cocina fue el epicentro de la explosión.
HA

El informe del Grupo de Homicidios de la Policía Nacional sobre la explosión registrada el 12 de noviembre en el número 38 de la avenida de Tenor Fleta de Zaragoza no deja lugar a la duda: "La naturaleza del escape de gas fue claramente voluntaria e intencional, cualquier manipulación accidental se descarta". El atestado remitido al juez, al que ha tenido acceso HERALDO, confirma que el causante del tremendo destrozo fue Carlos Roberto Román, de 51 años e inquilino del 9º F, quien ayudado de alguna llave o herramienta desenroscó la válvula de paso ubicada en la cocina y dejó salir el gas. Acto seguido, se fue al salón que utilizaba también como dormitorio y se limitó a esperar. Según los testimonios recogidos por los investigadores, a las 9.00 ya se notaba un fuerte olor en el edificio, lo que revela que estuvo acumulando gas alrededor de hora y media antes de encenderse un cigarro y provocar una onda expansiva que arrasó por completo tres pisos.


Para la Policía, el responsable del suceso, que sigue en la uci del Servet con quemaduras de segundo y tercer grado en el 40% de su cuerpo, pudo prever el resultado "catastrófico" de su acción. De hecho, califica de "temerario y con desprecio para su propia vida y la del resto de residentes" el grave riesgo asumido. En cuanto a las razones que pudieron llevar a este hombre a hacer algo así, el Grupo de Homicidios descarta el móvil económico. "De ser así, el herido realizaría la acción de un modo que garantizase su integridad con un abandono precipitado del domicilio", explican. A ello se suma el hecho de que la vivienda ni siquiera estaba asegurada, como desveló el padre del causante de la explosión, propietario de la misma.


En su afán por explicar lo inexplicable, los instructores del atestado contactaron con varias personas del entorno más próximo a Carlos Roberto Román. Y fue precisamente su madre la que facilitó la información más relevante, al poner de manifiesto la precaria situación en la que se encontraba su hijo. Su matrimonio, fruto del cual nació una niña, se rompió hace unos años. El hombre perdió su trabajo y había consumido ya todo el subsidio de desempleo, por lo que había dejado de pagar recibos básicos como los del agua o la luz. Sus carencias llegaban al punto de no disponer de calefacción –se calentaba con un pequeño calefactor eléctrico– ni agua caliente con la que ducharse, lo que hacía cuando acudía al domicilio de su madre. Parece que todo ello pudo acentuar su dependencia del alcohol, a la que intentó poner freno este año acudiendo al centro municipal de atención y prevención de adicciones del Ayuntamiento de Zaragoza.


Toda esta difícil situación, sumada al hecho de que fue él quien abrió de forma intencionada la válvula del gas, apuntan a que Carlos Roberto Román intentó poner fin de forma drástica a sus problemas. Lo que posiblemente no calculó fue la potencia de la devastadora explosión que iba a causar, ya que su vecina, Teresa Espinosa, de 77 años, salvó la vida porque la onda expansiva la sorprendió en el baño, detrás de una pared maestra. Aún así, sufrió lesiones en el brazo de las que tuvo que ser asistida en el Servet.

Dada la extrema gravedad del presunto causante del suceso, por cuya vida todavía se teme, el juez decidió levantarle la situación de arresto. El tiempo dirá si llega a sentarse en el banquillo.

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