Una juez investiga las graves lesiones sufridas por un bebé que cayó al suelo desde la incubadora

Ha citado a declarar a una docena de sanitarios del Clínico como investigados para aclarar quién vigilaba a la niña.

Foto de archivo de la unidad de neonatos del Clínico, donde ocurrieron los hechos en junio
Una juez investiga las graves lesiones sufridas por un bebé que cayó al suelo desde la incubadora
Oliver Duch

La titular del Juzgado de Instrucción número 10 de Zaragoza ha citado a una docena de sanitarios –médicos, enfermeros y auxiliares– de la unidad de neonatos del Hospital Clínico para aclarar lo sucedido la noche del pasado 12 de junio, cuando un bebé sietemesino que solo tenía 32 días de vida sufrió un traumatismo craneal al precipitarse al suelo desde la incubadora. Esa es al menos la versión oficial del centro, puesto que los padres consideran inverosímil tal explicación y sospechan que la niña pudo caérsele de las manos a alguno de sus cuidadores.


Tras examinar a la pequeña y una vez constatada la fractura, los médicos consideraron oportuno trasladarla en una uvimóvil al Hospital Miguel Servet para que volviera a ser evaluada por el neurocirujano que estaba allí de guardia. De hecho, la niña quedó ingresada en este centro hasta que recibió el alta médica diez días después. Son también los profesionales del Servet los que se han hecho cargo del seguimiento de la evolución de las lesiones de la menor, a la que además de la fractura se le diagnosticó un traumatismo craneal, anemia postnatal y cefalohematoma.


Según la denuncia presentada por los padres, fue un médico del servicio de neonatos del Clínico quien les llamó sobre la 1,30 del 12 de junio para pedirles que acudieran rápidamente al hospital porque su hija había sufrido un accidente. Angustiada, la pareja se presentó de inmediato en el centro, donde les explicaron que la niña había dado "una patada" a una de las ventanas laterales de la incubadora, la había abierto "porque estaba rota" y se había precipitado al suelo.


El hecho de que un bebé que entonces solo pesaba 1,8 kilos y tenía una altura de 39 centímetros fuera capaz de abrir la ventana y encaramarse por el hueco resultaba incomprensible para la familia. Entre otras cosas, porque nunca habían oído hablar de un suceso similar. Los padres tampoco entendían por qué el hospital había tardado casi tres horas en avisarles de un hecho tan grave, puesto que, una vez allí, les precisaron que la supuesta caída se había producido a las 22.40 del 11 de junio.


Cuando HERALDO llamó el pasado viernes al Salud para contrastar los datos de la denuncia, el Gobierno aragonés lamentó no poder dar información por tratarse de "un asunto judicializado". En cualquier caso, de la versión oficial de lo ocurrido queda constancia en el parte de alta del Servicio de Neonatología del Clínico, que dice: "A las 22.40 se oye un ruido no muy intenso seguido de llanto fuerte, encontrándose la niña en el suelo decúbito supino (boca arriba), llorando y movilizando las cuatros extremidades, entre la incubadora y el sillón de canguro".


Para comprobar si lo que dice el parte de alta es cierto o no, los padres pidieron a la juez que identificara y llamara a declarar a los profesionales que se encontraban al tanto de las incubadoras de neonatos entre las 22.00 del 11 de junio y la 1.00 del día siguiente. Admitida a trámite la denuncia y tras facilitar el centro al juzgado la relación de sanitarios, la magistrada ha llamado ahora a todos ellos para que comparezcan en calidad de investigados el próximo mes de diciembre.


La familia de la niña está convencida de que alguien podía estar manipulándola cuando se produjo la caída al suelo. De quedar probado tal extremo con estas pesquisas, entiende que cabría imputar al responsable un delito de lesiones por imprudencia profesional grave, que se castiga con prisión e inhabilitación especial de hasta cuatro años.

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