Acusan a un vecino de Pedrola de agredir a su hijastra cuando ella le pidió que no pegara a su madre

La mujer no denunció a su compañero y dice que la menor, de 11 años, miente. La fiscal reprocha a la progenitora que no proteja a su hija y alerta del riesgo que corre el niño que aún vive con la pareja.

La GuardiaCivil se presentó el 26 de julio de 2015 en una vivienda de Pedrola tras ser alertada de que un hombre podría estar agrediendo a su familia. Nada más llegar, una niña de 11 años contó a la patrulla que su padrastro había estado pegando a su madre y que, cuando ella se interpuso para pedirle que parara, también resultó herida. Preguntada por lo sucedido, la mujer no solo dijo que allí "no había pasado absolutamente nada", sino que acusó a la niña de inventárselo todo.


Sin embargo, la Fiscalía no alberga ninguna duda sobre la veracidad del relato de la chica, que desde que sucedieron los hechos vive con su hermana mayor, de 21 años. Por ello, durante el juicio celebrado ayer, el ministerio público pidió que se condene al presunto agresor –Edwin T.– a un año y medio de cárcel y reprochó a la madre de la menor que en lugar de protegerla se haya puesto del lado del acusado.Es más, alertó del riesgo que a su entender corre el hermano pequeño, de 6 años, que sigue viviendo con la pareja.Lesiones bajo el cuello

La primera persona a la que llamó la menor al presenciar la supuesta agresión fue a su hermana, quien temiendo por la integridad de los niños cogió el coche y sin quitarse siquiera el pijama se dirigió rápidamente hacia allí. De hecho, fue en su vehículo donde se refugiaron los menores hasta que llegó la Guardia Civil.


Durante su declaración, la madre insistió en que no denunció malos tratos porque "todo fue una invención de la niña". Argumentó que detrás de esta grave acusación subyace el deseo de la menor de irse a vivir con su hermana. Sin embargo, en el centro de salud de Alagón, donde reconocieron a la pequeña, los médicos emitieron un parte en el que reflejaron que había señales de un intento de estrangulamiento. Al preguntar por estas lesiones a la forense que exploró ese mismo día a la menor, esta confirmó que, efectivamente, tenía una hematoma entre la parte baja del cuello y la zona superior del tórax. Precisó que había incluso algún arañazo en la piel, pero consideró que esto era más propio de un zarandeo que de un mecanismo de asfixia.


Por su parte, las psicólogas que examinaron a la niña explicaron que no apreciaron en ella ningún indicio que les hiciera pensar que fabulara o que su relato estuviera influenciado por terceras personas. Recordaron que la propia menor les contó cómo había sido agredida por su padrastro y resaltaron que aquel episodio afectó claramente a su estado anímico.


La acusación pública está convencida de que es la madre la que miente, por lo que ayer solicitó a la juez que deduzca testimonio e informe de la sentencia a la Fiscalía de Menores, por si cree oportuno iniciar acciones contra la mujer. La acusación particular, a cargo de Eva Ferrer, insistió en la necesidad de resarcir a la chica por los daños morales.

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