El día del Pilar ha caído en miércoles y eso ha roto la tendencia de los tres últimos años. La ocupación hotelera ha disminuido alrededor de nueve puntos respecto a 2015, según datos provisionales de la Asociación de Hoteles de Zaragoza. Su presidente, Antonio Presencio, aseguró ayer que el resultado de los cinco primeros días "confirma las previsiones" del sector. Los establecimientos solo han llegado al 65%, de media, los días de mayor ocupación. No obstante, la zona centro ha alcanzado mayores porcentajes. Allí han estado al 85%.

La del martes, víspera al día del Pilar, fue, probablemente, la mejor noche. También se espera un sábado "fuerte". El fin de semana pasado, los establecimientos se situaron entre el 65% y el 70%. No ha habido, por tanto, grandes sorpresas. Los empresarios tenían claro que, al caer en miércoles el día de Pilar, la repercusión iba a ser menor. No poder enlazar más de dos noches, las correspondientes a sábado y domingo, hace que los grandes desplazamientos sean menos atractivos. "Los viajeros de fuera han tenido menos representación este año", dijo Presencio.

Todo hace indicar que la facturación estará "por debajo" de la del año pasado. Sin embargo, el sector se aferra "a las reservas de última hora", que han registrado una cierta "aceleración" en las últimas jornadas. El tiempo, por el momento, no ha sido un aliado. Las previsiones apuntaban a una jornada de lluvias y eso pudo motivar cambios de planes.

No en vano, los grandes hoteles han visto imposible colgar el cartel de completo, algo que sí ocurrió por estas fechas en ejercicios pasados. Los turistas procedían, sobre todo, de Aragón, Madrid, Cataluña, Navarra, País Vasco y Comunidad Valenciana. Los nacionales, apuntan desde la Asociación de Hoteles, representan "el 87%" del total.

Los mayores grados de ocupación, como es lógico, se han registrado en el centro y sus alrededores. Sin embargo, los hoteles de barrios cercanos también han notado el efecto de las fiestas."Irregularidad" entre semana

La hostelería se volcó ayer para repetir el récord de 2015, que dejó el listón "muy alto". Bares y restaurantes afrontaron la jornada "con todo reservado". Las fiestas, no obstante, parecen ir "a tirones". El fin de semana pasado fue muy bueno, pero lunes y martes, de acuerdo con el presidente de la Asociación de Restaurantes de Zaragoza, Luis Vaquer, tuvieron un comportamiento "irregular". La actividad se concentró ayer y "el sábado del pregón".

Hasta ahora "ha habido trabajo y buen tiempo" pero, aunque se ha atendido a "muchísima gente", se han visto "menos turistas" que otros años. Esto puede deberse a que "no ha habido puente". En cualquier caso, se percibe "mucha animación". Por ahora, los hosteleros dicen estar "muy contentos". Permanecen "a la espera" de lo que suceda el próximo fin de semana. Hoy y mañana serán días inciertos, ya que los niños tienen colegio.

Batir el récord de 2015 se antojaba "difícil", aunque "se intentó". En días como el de ayer se suelen preferir platos más especiales o elaborados para la hora de comer. El gasto, no obstante, "no sale del orden de lo habitual", ya que, aunque la hostelería más informal también tiene su hueco, los establecimientos ofrecen menús de entre 20 y 40 euros, de media.

Salir el día del Pilar "es ya una tradición". Muchos no perdonan el vermú de mediodía, algo que notan "prácticamente todos los restaurantes de Zaragoza", estén o no en el centro. Durante las fiestas, de acuerdo con Vaquer, la actividad está "más repartida" por el día. Por la noche, sin embargo, se concentra "en el centro y el Casco Histórico". Aunque "es pronto" para saber si la facturación global ha aumentado respecto a otros ejercicios, la sensación es que este será un Pilar "más continuo" y que las ganancias no variarán en exceso.