Tarde de cintas al vuelo y cucharas al suelo en Juslibol

?Los jóvenes del barrio rural de Zaragoza disfrutaron intentando atrapar las bandas subidos en sus bicicletas.

La velocidad no era lo importante ayer en el barrio rural de Juslibol, sino la habilidad, el equilibrio y, por qué no admitirlo, tener una pizca de suerte. La tradicional carrera de cintas congregó ayer a más de una treintena de chavales que, subidos en sus bicicletas -de todos los tamaños, colores y número de ruedas, ya que podían participar niños de 0 a 14 años- intentaron cazar las bandas que colgaban enganchadas de un tronco suspendido en el aire.


La teoría era fácil: sin posar los pies en el suelo, los chicos debían pasar por debajo del madero y ensartar con un palo la cinta que las muchachas de la zona habían elaborado. Si lo conseguían, se llevaban la tira de tela y, a cambio, deberán hacer un regalo a las creadoras.


En la práctica, resultó más difícil. Caídas, gritos de "uy" cuando un valiente rozaba la banda, lloros al fallar, alguna que otra trampa.... hasta averías mecánicas, que la laboriosa comisión de fiestas solucionó como si fueran mecánicos profesionales. Así, los vecinos disfrutaron con el espectáculo de los chavales. "Casi la coge con la boca", exclamaba sobresaltada una señora. Y es que, si hubo quienes se distinguieron entre los espectadores, fueron las abuelas, que jalearon a sus nietos como si fuera la vida en ello. "Ha cogido la de la Azucena", comentó otra mujer, señalando a uno de los ganadores.


Jaime, de 8 años, no podía esconder su alegría por haber capturado una de las cintas. Con este ya eran cuatro años los que se presentaba a la prueba. Aunque la pasada edición no tuvo suerte, esta vez sí se llevó una banda azulada a casa.


Después de que los chicos coparan la atención, fue el turno de ellas con la tirada de cucharas. De una pared de la calle Mayor colgaban varios de estos utensilios envueltos en papel de periódico y que los chavales habían decorado: hasta algún Pokemon ilustraba las cucharas, demostrando que ni las fiestas populares se libran de la moda del momento. Las jóvenes, armadas con piedras, debían golpear dichas cucharas para que estas cayeran. Al igual que con las bicis, las afortunadas que consiguieron derribar una deberán dar un presente a los artesanos.


Muchos lanzamientos certeros y mucha ilusión llenaron la calle. Belén Lasala, orgullosa madre de tres niñas, comentaba que "desde que tenían fuerza para tirar la piedra" sus hijas participaban en esta actividad. Ángela (12 años), Jimena (10) y Adriana (4) posaron con sus capturas con una sonrisa de oreja a oreja.



Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión