Más descuidos que incendios intencionados

El fuego del pasado miércoles fue provocado, una circunstancia no demasiado común.

Incendio del pasado miércoles en La Cartuja
Incendio del pasado miércoles en La Cartuja
José Miguel Marco

Tres focos diferentes a cierta distancia y sin una relación directa entre ellos. El incendio del pasado miércoles entre la Z-30 y la Z-40 en la capital aragonesa fue, según apuntan todos los indicios, intencionado. Por si fuera poco, los vecinos aseguraron a los miembros del cuerpo de Bomberos de Zaragoza que se desplazaron a la zona que no era la primera vez que se observaban pequeñas igniciones en la zona, si bien nunca habían llegado a más. Pero, en esta ocasión, el fuerte viento que azotaba la ciudad en el momento del suceso terminó por extender las llamas.


Aunque de vez en cuando se encuentran con algún caso similar, fuentes de Bomberos aseguran que "los incendios provocados no son tan comunes", y que si bien sí "hay algunos perfiles de personas que no están del todo bien y les da por prender hogueras", lo cierto es que la mayor parte de los que se originan a las afueras de la ciudad se corresponden con descuidos, negligencias y sucesos naturales.


Una casuística que se repite es la de los ladrones de cobre. "Estas personas reúnen el botín y lo amontonan para prenderle fuego y así poder retirar el plástico que lo recubre. Abandonan rápidamente el lugar y dejan un escenario peligroso, con las llamas sin extinguir", indican desde el cuerpo.


Otros incendios se originan durante la quema de rastrojos. "Es habitual en verano que se prenda fuego en los cañares, en los campos. Ocurre sobre todo en los barrios rurales, donde se hacen quemas controladas, aunque sin permisos, que se pueden ir de las manos".


La suelta de semillas de los chopos está detrás de un buen número de avisos a los bomberos. "Esa pelusa que sueltan se va acumulando y arde en seguida con, por ejemplo, las líneas de alta tensión", apuntan las mismas fuentes oficiales.


Analfabetos y sin antecedentes


Los responsables de los incendios forestales intencionados suelen ser menores de 47 años, analfabetos, sin antecedentes policiales y con problemas de salud, según se desprende del 'Informe sobre investigaciones científicas relativas al perfil psicosocial del incendiario forestal', publicado por la Fiscalía de Medio Ambiente.


En el documento también se especifica que acostumbran a ausentarse de sus puestos de trabajo con regularidad, por lo que su rendimiento suele ser bajo. Además, estas personas suelen vivir en el medio rural, aunque en localidades diferentes a las del incendio, y no conocen al propietario del terreno incendiado ni mantienen relación alguna con él. Durante su detención, se muestran asustados o nerviosos, declarándose responsables.


El informe establece cuatro clases de incendio forestal: el agrícola, el ganadero, el forestal (general) y el forestal desde pista. En el caso de los agrícolas, tienden a ser infracciones punibles y tienen lugar en cultivos, cerca de casas o caminos agrícolas.


En el caso del ganadero, estos fuegos -calificados como instrumentales- se suelen producir en invierno en el interior de masas forestales o en caminos agrícolas, afectando en principio a los matorrales y monte bajo. Los autores suelen ser personas de mediana edad -de entre 36 a 46 años-, empleados autónomos, sociables y con estudios.


Los incendios forestales que comienzan en pistas se producen en verano, sobre todo durante la noche de días festivos, y sus autores suelen tener antecedentes policiales. El resto del perfil es bastante similar al autor del incendio forestal en general, señala el estudio.

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