El grado de imputabilidad de los presuntos asesinos de Plaza enfrenta a los psiquiatras

Los forenses dicen que sabían lo que hacían, pero otros dos especialistas discrepan.

Noé Arteaga (en primer plano) y Alberto Rus, ayer, en el juicio.
Noé Arteaga (en primer plano) y Alberto Rus, ayer, en el juicio.
A. Navarro

El juicio por el crimen del camionero portugués José Manuel Martins junto al centro comercial Plaza Imperial quedó ayer visto para sentencia después de que los forenses del Instituto de Medicina Legal de Aragón (IMLA) y los dos psiquiatras propuestos por una de las defensas dejaran patentes sus claras discrepancias sobre el grado de imputabilidad de los presuntos asesinos, Noé Arteaga y Alberto Rus. Porque mientras los doctores Salvador Baena y Eduardo Cantón sostienen que los trastornos de personalidad diagnosticados a los acusados en nada o en poco condicionaron sus actos, el psiquiatra del centro penitenciario de Zuera, Eduardo Ortega, y el especialista Javier Lacruz piensan todo lo contrario.


Lo que intenta aclarar el tribunal –que decidió que la prueba pericial se practicara de forma conjunta– es si, en caso de condena, cabe aplicar a los homicidas algún tipo de atenuante o eximente de responsabilidad vinculada a sus respectivos trastornos. Y como los peritos defienden posiciones completamente antagónicas, a los magistrados les toca ahora decidir qué argumentos les han parecido más sólidos. Porque, basándose en ellos, habrán de dictar sentencia y fijar las penas.


Para los forenses Baena yCantón, Noé Arteaga –acusado que tuvo el enfrentamiento en el casino Latinos de Plaza Imperial con una de las víctimas y que se fue a La Almunia a buscar a Rus para perpetrar el asalto– "tenía plena capacidad volitiva y cognitiva" cuando asaltó a los camioneros. Los doctores recordaron que este tiene diagnosticado un trastorno de hiperactividad o impulsividad y otro de déficit de atención. "Pero si nos ceñimos a los hechos ocurridos entre la tarde del 10 de abril de 2014 y la madrugada del día siguiente, debemos concluir que esos trastornos no le afectaron en nada", dijo el director del IMLA, Salvador Baena. "En psiquiatría valoramos las afecciones a la conducta y la de Arteaga fue elaborada.Porque se percató de la situación, maquinó un plan, buscó a alguien para que le ayudara a ejecutarlo y adoptó una serie de medidas de precaución", recordó.


"Hablamos de personas con trastornos de la personalidad, no de enfermos mentales", apostilló el también forense Eduardo Cantón, que como su compañero entiende que Arteaga era "plenamente" consciente de sus actos.


Respecto al segundo acusado, Alberto Rus, admitieron ambos doctores que sí podría apreciársele una "merma leve" de sus capacidades, puesto que padece un trastorno límite de personalidad "que le lleva a buscar el reconocimiento de los demás"."Es decir –añadieron–, es algo más manipulable".


Reduccionistas, vanales y elaboradas sobre postulados psiquiátricos del siglo XIII. Así definió el psiquiatra de la prisión de Zuera las teorías presentadas por sus compañeros del IMLA. Mucho más prudente se mostró el doctor Javier Lacruz, quien, pese a dejar patentes sus discrepancias, se limitó a exponer sus argumentos. Como médico que ha tratado a Arteaga, este último recordó al tribunal que a los problemas que desde la infancia presenta este paciente –con rasgos narcisistas y antisociales– se suma el grave accidente de tráfico sufrido hace algunos años y que "agravó mucho" su situación.


"No se puede excluir la psicobiografía del individuo de los hechos enjuiciados", señaló Lacruz, para quien sí cabe apreciar una "grave merma" en la capacidad volitiva y cognitiva de Arteaga. Según el facultativo, "en un momento dado, el acusado se pudo sentir ofendido (en referencia al encontronazo que tuvo con una de las víctimas en el salón recreativo), lo que le generó un agravio narcisista que él tradujo como una agresión". De ahí que Lacruz concluya que "el cerebro de Arteaga no tenía la capacidad de regular y modular las respuestas tal y como lo haría cualquier otra persona". Argumento este que Eduardo Ortega dijo compartir. Ninguno examinó a Rus.Incontables fracturas craneales

El debate sobre el grado imputabilidad estuvo precedido por la pericial de los forenses Paulino Querol y Javier Azpeitia, quienes practicaron la autopsia al fallecido y explicaron que este tenía la base del cráneo "completamente destrozada" como consecuencia de las "incontables" fracturas que provocaron los golpes.


Tras escuchar a los distintos peritos, la Fiscalía mantuvo la petición de 30 años de cárcel para Noé Arteaga, pero revisó a la pena que solicita para Alberto Rus y la fijó en 25 años y medio.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión